La trágica muerte de dos bomberos de Alcorcón ha conmocionado a la Comunidad de Madrid y ha puesto el foco en los riesgos asociados a los vehículos electrificados en situaciones de colisión e incendio. La causa: un incendio desatado el pasado 2 de abril en un garaje subterráneo tras el accidente de un Porsche Panamera híbrido enchufable.
Según fuentes próximas a la investigación, el vehículo causante del siniestro fue un Porsche Panamera híbrido enchufable (PHEV), equipado con una batería de litio de hasta 26 kWh. Se trata de una batería con una capacidad intermedia respecto a la que llevan algunos modelos 100% eléctricos, que rondan los 45 o 50 kWh. En este caso, el vehículo comparte el sistema de propulsión electrificado con una batería y un motor eléctrico junto al de combustión, con un motor y el depósito de gasolina.
Una batería de tamaño medio
Aunque el vehículo implicado no era un Porsche Taycan 100% eléctrico, como se creía en un principio por la descripción de algunos vecinos, el Panamera híbrido enchufable integra un sistema de batería considerablemente más grande que el de un híbrido convencional no enchufable. Al igual que las baterías de un eléctrico puro, las de un híbrido enchufable pueden alcanzar altas temperaturas en caso de colisión y ser extremadamente difíciles de apagar si arden, aunque tienen menos carga energética y son menos complejas.
La causa del siniestro no fue un fallo en la carga, sino un impacto a unos 60 kilómetros por hora contra una columna o posiblemente contra otro coche estacionado (al parecer de gasolina) dentro del garaje. La principal hipótesis es que el conductor, un vecino de la zona, se habría confundido con los mandos instalados en el volante al accionar el acelerador en lugar del freno, lo que desencadenó una potente colisión.
Una cadena de explosiones en un entorno cerrado
El choque provocó una primera explosión dentro del aparcamiento. Posteriormente, se produjeron varias deflagraciones adicionales, probablemente alimentadas por la batería de litio del Panamera híbrido, y por el propio material inflamable presente en el entorno del garaje. La virulencia del fuego y la acumulación de gases tóxicos generaron una situación de extremo riesgo.
Cuando los bomberos acudieron a sofocar las llamas, el ambiente estaba ya cargado de humo denso y temperaturas muy elevadas. Durante la intervención, uno de los bomberos falleció a causa de una explosión; el otro, por intoxicación. Un tercer efectivo resultó gravemente herido, aunque su evolución ha sido favorable con el paso de los días.
Investigación en marcha
Dos días después del siniestro, efectivos de la Policía Científica y bomberos especializados, asistidos por medios tecnológicos como un perro robot, lograron acceder al interior del garaje para realizar una inspección ocular. Comprobaron que varios vehículos y gran parte del techo habían quedado completamente calcinados.
El delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, calificó el suceso de "auténtica desgracia" y subrayó el heroísmo de los bomberos fallecidos. "Estaban en acto de servicio, apagando un incendio en condiciones extremas, y perdieron la vida en una situación verdaderamente trágica", declaró.
En el momento del siniestro, cuando las primeras noticias apuntaban a que se debió al incendio de un coche eléctrico, el director general de AEDIVE, Arturo Pérez de Lucía, destacó que, a la espera de conocer en detalle las circunstancias del accidente, "un vehículo eléctrico no tiene más riesgo de combustión que otra tecnología de propulsión" y que, en cambio, los coches de combustión interna "tienden a incendiarse con mucha mayor frecuencia".
Algunos estudios cifran los siniestros en 1.529 incendios por cada 100.000 vehículos térmicos, frente a solo 25 por cada 100.000 eléctricos. Además, recordó que los coches eléctricos tienen sistemas de seguridad avanzados para prevenir incidentes y que el incendio de un vehículo eléctrico "no es más intenso que el de un vehículo de combustión. Ambos transportan una gran cantidad de energía química (asientos, interior de la cabina, neumáticos, etc) y la mayor parte de la energía química en un automóvil de pasajeros de tamaño promedio no proviene del almacenamiento de energía".