Mi conversión a la fe de la movilidad electrificada va progresando. Coche nuevo, tecnología de propulsión nueva y también nuevos hábitos personales a la hora de tomar algunas decisiones de compra cotidianas. El hecho de tener un coche que se enchufa ha despertado mi interés por la ubicación de los puntos de carga y, especialmente, por aquellos que me ofrecen como cortesía algunos establecimientos como tiendas y hoteles.
La disponibilidad de un enchufe en el centro comercial, en un hotel o en una ciudad se han convertido para mí en poderosos argumentos para decantar mis decisiones. Si lo miramos friamente, es algo insólito puesto que nunca se me ha pasado por la cabeza programar un viaje o la compra en un hipermercado en función de la proximidad y disponibilidad de gasolineras porque se da por descontado que existe una abundancia de surtidores en los que repostar de gasolina o diésel. Aunque las ofertas de algunas cadenas en los precios de los carburantes sí buscan esa misma atracción.
Pero es muy probable que los pioneros de la movilidad con automóviles a principios del siglo XX se movieran con criterios a los míos y buscaran moverse por las rutas o lugares en los que sabían que podían encontrar la gasolina con la que seguir moviendo los pistones de su motor.
Las oportunidades de los eléctricos
Es tiempo de pioneros de la electromovilidad, tanto en la faceta de los usuarios como en la de los establecimientos que adaptan su oferta para captar a esos nuevos clientes que tienen otro orden de prioridades. Es un razonamiento basado en el marketing elemental que Elon Musk tuvo claro desde el principio del gran salto de Tesla, que se basó no solo en sus modelos de coches muy caros al principio, sino también en el servicio asociado de los puntos de carga, tanto los propios como los de hoteles y otros establecimientos que querían captar a los 'early adopters' de los vehículos sin emisiones. La posibilidad de abrir su red propia anunciada por Elon Musk le ha valido críticas de algunos de sus fans que no quieren perder esa ventaja.
Por eso es de elogiar la estrategia de empresas como Mercadona, Ikea y ahora McDonalds que ofrecen recarga gratis de coches eléctricos a sus clientes. Como usuario, tengo que decir que estoy cambiando los lugares en los que compro y en los que paso mis días de descanso. En cambio, otras compañías siguen empeñadas en abrir centros comerciales con una gasolinera sin prestar atención al grupo en aumento de los electrificados. Además, esas empresas innovadoras se suelen mover bien y logran las subvenciones disponibles, como las del Plan Moves 3, por la instalación de puntos de carga,lo que ayuda a acometer las inversiones necesarias.
Es una pata imprescindible para impulsar de forma realista el desarrollo de la movilidad eléctrica. Es una labor entre todos en la que se presentan nuevas oportunidades para los que saben aprovecharlas.