¿Cómo se relacionarán los coches autónomos con los peatones? ¿Es posible que el coche sin conductor se relacione con los viandantes? Los progresos en la conducción autónoma dependen, en parte, de la respuesta a estas preguntas. El coche autónomo está plenamentado conectado y es capaz de comunicarse con otros vehículos, con las carreteras, las señales de tráfico y los servidores de la nube, pero tiene que aprender a relacionarse con las personas que se cruzan en su camino. Ford ha probado un nuevo sistema de avisos mediante luces que actúan como una sirena instalada en el techo del vehículo.
El experimento de Ford se llevó a cabo con una furgoneta Transit Connect adaptada en colaboración con la Universidad de Tecnología de Chemnitz, en Alemania, y en el marco del proyecto de investigación InMotion, dotado con un millón de euros. Mediante un sistema de luces que cambian de colores y de combinación, el coche autónomo pretende suplir los gestos que puede hacer un conductor humano para, por ejemplo, ceder el paso a un peatón.
“Fundamentalmente, las personas necesitan confiar en los vehículos autónomos y desarrollar un solo medio de comunicación visual universal es la clave para conseguirlo", asegura Thorsten Warwel, responsable de Core Lighting de Ford Europa, en un comunicado de la marca. A pequeña escala, las luces instaladas en el techo de la furgoneta y las combinaciones de colores recuerdan la famosa escena en la que los científicos se comunican con una nave extraterrestre en la películo 'Encuentros en la tercera fase'.
Conductor camuflado
Para llevar a cabo la prueba, se instaló un dispositivo para camuflar la presencia de un conductor con una funda que imita el asiento para que el peatón lo percibiera como un vehículo autónomo. Con esa disposición, la furgoneta circuló por las calles de la ciudad en una situación de tráfico real con supervisión. Se trataba de ver cuál era la respuesta de las personas que se cruzaban con el vehículo a los avisos lumínicos.
El 60% de los 173 viandantes encuestados que actuaron de conejillos de indias sin saberlo creyeron que estaban ante un vehículo sin conductor. El color mejor percibido en las luces de aviso fue el turquesa, por encima del blanco, el rojo y el púrpura. A partir de estos resultados, los investigadores puede trabajar en el desarrollo de un lenguaje visual que permita la comunicación entre coches autónomos y peatones.
"Hacer contacto visual es importante, pero nuestro estudio demostró que, ante todo, los usuarios de la carretera ven lo que hace un vehículo. El siguiente paso es observar cómo podemos garantizar que las señales luminosas se puedan hacer más claras y más intuitivas para todos", indica Matthias Beggiato, del Departamento de Psicología de la universidad de Chemnitz.