El dominio chino sobre las materias primas críticas para la transición hacia la movilidad eléctrica es un hecho consumado que plantea serios desafíos a Europa y otras regiones del mundo. Desde la extracción minera hasta el refinado y la fabricación de vehículos eléctricos, el control de China sobre elementos como el cobalto y el litio sigue y va a seguir siendo abrumador.
El dominio chino sobre los minerales críticos utilizados en tecnologías como los teléfonos inteligentes. los vehículos eléctricos y la energía solar es una realidad ante la que Occidente busca rearmarse. Pero la desventaja es grande: actualmente, China refina el 68% del níquel mundial, el 40% del cobre, el 59% del litio y el 73% del cobalto, pero no contenta con ello, continúa expandiendo sus operaciones mineras.
Control de la cadena de suministro
El cobalto es fundamental para la fabricación de baterías de iones de litio, que representan el corazón tecnológico de los vehículos eléctricos. Hoy en día, los coches eléctricos se comen ya el 40% del mercado mundial de cobalto, con China consumiendo el 87% para la fabricación de baterías. Según datos recientes de Benchmark Intelligence Mineral, la República Democrática del Congo (RDC) produce actualmente el 74% del suministro mundial de cobalto. Aunque países como Australia, Rusia y Canadá también tienen yacimientos de este mineral, ninguna región se acerca a las cifras de la RDC.
Sin embargo, el verdadero poder no reside solo en la extracción, sino en el control de la cadena de suministro. Las empresas chinas poseen más del 50% de la producción de cobalto en la RDC e Indonesia -en 2030 estos dos países extraerán el 84% mundial-. Este dominio es parte de una estrategia geopolítica que ha llevado a China a invertir masivamente en África, adquiriendo proyectos mineros y estableciendo asociaciones estratégicas con gobiernos locales. Para 2030, se espera que las compañías chinas controlen el 46% del suministro mundial de cobalto extraído, consolidando aún más su posición de liderazgo y control.
Inversiones en litio
El litio, el "oro blanco" del siglo XXI, es otro elemento esencial para las baterías de los vehículos eléctricos. China no solo refina el 59% del litio mundial, sino que también está ampliando su control sobre minas estratégicas en países como Australia y América Latina. Este dominio permite a China fijar precios y condiciones que ponen en desventaja a otros actores globales.
El mercado del litio es tan crítico que se espera que la inversión global en este material se duplique, pasando de 94.000 millones de dólares anuales en 2030 a 188.000 millones en 2040. Sin embargo, la extracción de litio plantea importantes retos medioambientales, como la gestión del agua en regiones áridas donde se encuentran muchas de sus reservas, como el llamado "triángulo del litio" en Sudamérica.
¿Hacia una dependencia perpetua?
Con un control absoluto sobre el procesamiento de minerales clave y una influencia creciente en la extracción, China se posiciona como el actor indispensable en la transición energética. Para Europa y Estados Unidos, el reto no solo radica en diversificar sus fuentes de suministro, sino también en desarrollar tecnologías que reduzcan su dependencia de estos minerales. Mientras China asegura su supremacía, Europa lucha por garantizar su abastecimiento de materiales críticos. La Unión Europea aprobó en 2024 su Ley de Materias Primas Críticas, que establece metas ambiciosas como satisfacer el 10% de su demanda minera dentro del bloque y alcanzar un 40% de procesamiento interno. La carrera por las materias primas ya no es solo un desafío industrial, sino un campo de batalla geopolítico en el que el ganador tendrá en sus manos el futuro de la movilidad eléctrica.