En la carrera frenética por dominar el futuro del coche eléctrico, la velocidad ya no se mide en kilómetros por hora, sino en minutos por recarga. En ese camino hacia la recarga ultrarrápida, en el mismo tiempo que un repostaje de gasolina, CATL ha pisado el acelerador con fuerza. El gigante chino de las baterías, líder indiscutible del sector con una cuota de mercado del 38,2% en lo que va de año, ha presentado una innovación que apunta directamente a su principal rival: BYD.

Se trata de una nueva generación de baterías capaces de recargar 520 kilómetros de autonomía en apenas cinco minutos. Un movimiento que reconfigura el tablero de juego en el que, hasta ahora, BYD había conseguido notoriedad con e-Platform, que permite recuperar 400 kilómetros en el mismo tiempo. La diferencia es clara: CATL no solo iguala la hazaña, la supera con 120 kilómetros más de autonomía.

Más potencia, menos espera

La propuesta de BYD, con su impresionante capacidad de carga de hasta 1.000 kW —la mayor registrada en un vehículo de producción en serie— parecía marcar un techo tecnológico. Sin embargo, CATL no solo ha elevado ese listón, sino que lo ha hecho apuntando al talón de Aquiles del vehículo eléctrico: el tiempo de recarga. En la práctica, la tecnología de CATL añade más de 100 kilómetros adicionales en el mismo tiempo de carga, lo que podría marcar un antes y un después en la percepción de los usuarios.

Tesla, uno de los principales clientes de CATL, ya trabaja con sus celdas, y fabricantes como Ford han sellado acuerdos de licencia tecnológica. El mensaje es claro: CATL no solo innova, también escala rápido.

Sodio para democratizar la movilidad eléctrica

Pero la ofensiva de CATL no se detiene en la carga ultrarrápida. Su carta alternativa se llama Naxtra, una batería de iones de sodio que busca romper la dependencia del litio. Menor coste, mayor estabilidad térmica y un rendimiento más que notable: hasta 500 kilómetros de autonomía en un coche eléctrico puro, con una densidad energética de 175 Wh/kg, comparable a las populares LFP.

Estas baterías han sido sometidas a pruebas extremas, como temperaturas de hasta 40 grados bajo cero o exposición a incendios, sin degradaciones significativas. La promesa es llevar la electrificación a nuevos territorios y climas, con una inversión en I+D que solo en 2023 alcanzó los 2.000 millones de dólares.

En busca de la hegemonía

Con el respaldo de su liderazgo mundial, CATL no parece dispuesta a ceder terreno frente a BYD, que con un 16,9% de cuota global ha logrado escalar posiciones gracias a su estrategia verticalmente integrada —fabricante de baterías y vehículos al mismo tiempo—.

La pugna entre ambos trasciende lo técnico. Es un pulso industrial por controlar no solo qué batería alimentará los coches del futuro, sino cómo se recargarán, cuánto costarán y en qué mercados triunfarán. Una carrera sin meta fija, pero con una cosa clara: en el nuevo paradigma de la movilidad, la parada en boxes será cada vez más breve. Y quien logre que dure lo que un café, dominará el juego.