El futuro de los vehículos eléctricos depende, en buena medida, de las baterías al ser un componente estratégico y actualmente muy preciado. La industria de automoción y los fabricantes de baterías se han lanzado a una carrera por llegar primeros a la nueva generación de baterías más potentes, eficientes y, especialmente, a precio asequible. La nueva tecnología de las baterías de litio de estado sólido son todavía la gran promesa al acumular retrasos en su puesta en producción, lo que está dando alas a las baterías de sodio. Hemos podido comprobarlo en uno de los laboratorios en los que se esta gestando la movilidad del futuro, perteneciente a la empresa china Huayu, una filial al 100% del fabricante de motos y triciclos Yadea.
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"Las baterías de litio de estado sólido se van a demorar cinco años o más tiempo para que sea un producto maduro. No podemos esperar solo, la batería de sodio será un producto ideal mientras tanto porque tiene un equilibrio entre coste bajo, seguridad a pesar de una densidad energética un poco baja", explicó Chen Jian, un ingeniero de electrónica de potencia que dirige Huayu. Lo dijo a un grupo de periodistas españoles que hemos podido ver el laboratorio y los primeros pasos de una nueva planta cerca de la ciudad china de Hangzhou.
Chen Jian recuerda que, como líder de grupo expertos chinos que se dedican a la investigación de la batería de litio de estado sólido, que existen "dificultades técnicas, se seguridad o de material", a los que se unirá el coste de las nuevas superbaterías. China, que cuenta con los líderes mundiales en baterías y una potente industria de automoción, "ha invertido mucho" en la búsqueda del Santo Grial de la movilidad eléctrica, que permitirá autonomías de hasta 1.200 kilómetros con recargas mucho más rápidas que hasta ahora.
Pros y contras de las baterías de sodio
Además de los gigantes chinos como CATL, el fabricante automovilístico Toyota se ha propuesto tener su batería milagrosa en los próximos años, alrededor de 2028 o 2030, aunque con una implementación en la gama de modelos todavía lenta. Ante esta demora del litio con material sólido en lugar de líquido en el interior de las celdas, el sodio gana partidarios como alternativa aunque con limitaciones.
Las nuevas baterías que emplean el sodio como materia prima principal tienen ventajas como su mayor seguridad, buen rendimiento a bajas temperaturas y, en unos años, un coste entre un 30% y un 40% inferior al del litio debido a que es un elemento que se estima 1.000 veces más abundante que el litio, y del que sale la sal, por ejemplo. Sin embargo, tiene en su contra una menor densidad energética, lo que provoca que para tener la misma capacidad de almacenamiento de electricidad requiera de más volumen y más peso.
Pese a ello, Chen Jian considera que las baterías de sodio son ideales para vehículos ligeros como las motos y los triciclos. Sin embargo, algunos fabricantes están comenzando a incorporar o se lo plantean baterías de sodio en coches eléctricos pequeños con prestaciones más limitadas en los que el precio es importante.
Baterias propias de Yadea
Marcas como JAC y Chery ya recurren al sodio para algunos utilitarios eléctricos. Su extensión entre los automóviles dependerá de las mejoras en la densidad energética, que puede pasar de 160 vatios por kilo a 180 e igualar a las baterías de litio ferrofosfato (LFP), otra alternativa que comienza a ser una clave para abaratar coches eléctricos como el próximo Citroën C3, que se vende desde 23.300 euros.
El equipo de 100 personas que encabeza Chen Jian ha conseguido comenzar la producción en serie de baterías de sodio en una planta cercana a Hangzhou y estar a punto de acelerar el ritmo de producción en el nuevo centro de la ciudad. La empresa prevé producir entre 200.000 y 500.000 baterías de sodio en 2024 y dar otro salto en 2025.
Estas plantas suministran sus propias baterías a los modelos de motos y otros vehículos ligeros de Yadea, que por ahora suman cinco propulsados por sodio. La compañía ha puesto en marcha pruebas piloto con los nuevos modelos vendidos en varias ciudades de China como paso previo para ajustar la producción masiva.