Todavía estamos a tiempo para prepararnos para el gran apagón eléctrico, pero hay que correr. En la web de una conocida cadena de grandes superficies dedicadas al bricolaje y a abastecer a profesionales, quedan todavía unas pocas unidades de generadores de electricidad, pero en la mayoría de establecimientos se han agotado. Es solo un ejemplo de la psicosis colectiva que se extiende a raíz de las noticias sobre el riesgo de un gran apagón eléctrico que paralizaría toda la actividad, incluida la movilidad, tanto la de los vehículos eléctricos como los de gasolina.
Este escenario apocalíptico está calando entre la población, especialmente tras el fuerte impacto de una súbita pandemia que también lo paró todo. Pero en 2012, la receptividad de la población a los efectos de un gran apagón era mucho menor y llevó a la cadena de televisión NBC a cancelar la serie Revolution, que plasmó lo que pasaría si de repente nos quedaramos sin energía eléctrica.
Serie premonitoria
A pesar del despliegue de la cadena televisa fichando como productor a J.J Abrams (Lost, Misión Imposible, Star Trek, Star Wars), la serie que predecía un futuro inmediato sin luz en el que la gente se trasladaba en caballo y en carro, como en la edad media, no convenció y no pasó de la segunda temporada. Puede ser un buen momento para que alguna de las plataformas de entretenimiento la rescate, puesto que ahora solo se puede ver en Atresplayer Premium.
El temor al apagón azuzado por declaraciones del Gobierno austriaco invitando a sus ciudadanos a prepararse llega en un momento en el que la movilidad eléctrica intenta despegar pese a las dificultades de todo tipo. Faltan chips para completar los coches, estamos saliendo de una pandemia con efectos económicos muy importantes, persisten los recelos a los coches eléctricos por sus hándicaps y el precio de la electricidad se encuentra por las nubes. ¿Qué más puede pasar? Pues, según algunos, un gran apagón.
Ribera en busca de gas
La noticia y la consecuente emulación de la psicosis de la pandemia que acabó con el stock de papel higiénico nos permite, como mínimo, reflexionar sobre nuestras vulnerabilidades. Según el Gobierno español, no hay peligro de que nos quedemos a oscuras completamente porque hay alternativas. La imagen de la vicepresidenta de Transición Ecológica y gran defensora de la implantación rápida de los vehículos eléctricos, Teresa Ribera, en un viaje de urgencia a Argelia para negociar un puente marítimo con España para enviar gas natural puede ser, en sí misma, algo perturbadora.
Los expertos en apocalipsis, como el propio Gobierno austriaco, recomiendan pertrecharnos de elementos como velas, linternas, comida enlatada y tener el depósito del coche lleno de gasolina. Se olvidan detener las baterías del coche eléctrico al máximo para aguantar más días. Los muy previsores pueden hacer acopio de gasolina y de un generador, aunque tarde o temprano también se agotará esa posibilidad ante el cierre de las gasolineras.
Más energías alternativas
Quizá es un buen momento también para pensar en la instalación de placas solares o un molino de viento en nuestras viviendas. Con eso podríamos conseguir un nivel mínimo de electricidad para algunas funciones, incluida cierta autonomía para un coche eléctrico.
Las energías renovables aparecen en ese escenario postapagón como una alternativa interesante, al igual que ya lo son en la actualidad.
La moraleja es que, si no queremos evitar desplazarnos en caballo como en la serie Revolution, nos tenernos que preparar para reforzar nuestro sistema energético ante el riesgo de un gran apagón eléctrico y también para ese futuro más sostenible del que todos hablan.