Un coche de Fórmula 1 cuesta una auténtica fortuna y, probablemente, su valor sea incalculable. Son auténticos prototipos, hechos de forma artesanal, con los mejores materiales, más ligeros y resistentes, y también las tecnologías más modernas y sofisticadas. La cara visible en una carrera es el piloto, pero más de mil personas se pueden ver involucradas en el diseño, fabricación, desarrollo y puesta al día de un monoplaza, que se convierte en una auténtica y exclusiva joya.
La salud financiera de una escudería depende, indudablemente, de los éxitos deportivos –la F1 reparte el dinero según un baremo establecido por la clasificación de constructores- y de los patrocinadores que consiga el departamento comercial, pero también por la cantidad de destrozos que hayan podido causar sus pilotos a lo largo de una temporada de 24 grandes premios.
La temporada 2024, como todas, no solo estuvo marcada por emocionantes y espectaculares batallas sobre el asfalto y los récords alcanzados, sino también a la hora de pasar balance por cifras sorprendentes relacionadas con los costos de reparación de los monoplazas. Ello, en un momento en el que los gastos se limitan y controlan por la FIA de manera milimétrica, puede acabar siendo ¡la ruina!
Checo Pérez, el más 'destroyer'
El mexicano Sergio Pérez, cuyo futuro en Red Bull y en la Fórmula 1 todavía no está nada claro, ha liderado la relación de pilotos que se han visto involucrados en más accidentes en este 2024 y un estudio publicado por mostlyf1 estima que los destrozos ocasionados en el monoplaza han ascendido a 4.861.000 dólares. Pérez, que reside en Madrid durante la temporada europea, ha vivido un curso complicado, quedando en la octava posición del campeonato de pilotos con 152 puntos, a 285 de Max Verstappen su compañero de equipo y tetracampeón mundial.
Entre los incidentes más destacados que ha protagonizado Checo Pérez encontramos un choque durante el Gran Premio de Mónaco, donde impactó contra las barreras de protección junto a los dos pilotos de Haas, Kevin Magnussen y Nico Hülkenberg. El mexicano, además, terminó la temporada con una colisión en la primera vuelta del Gran Premio de Abu Dhabi, un incidente que él mismo destacó como un fiel reflejo de su calamitosa temporada.
Pérez ha sido una ruina para Red Bull en este 2024, en la que ha mostrado dos caras muy bien diferenciadas. Empezó muy fuerte, seguro de sí mismo, sumando cuatro podios en las cinco primeras carreras. A partir de Miami, el desierto. Perdió la confianza en el coche, en el equipo y en sí mismo. El desastre se acusa más porque su falta de puntos acabó siendo determinante para que el equipo perdiera el título de constructores, superado al final por McLaren y Ferrari.
Williams, contra las cuerdas
En un equipo grande, como puede ser el caso de Red Bull, se acusa un gasto tan alto e inesperado a la hora de cuadrar los balances, pero para los pequeños es un auténtico desastre. Es el caso de Williams, cuyos pilotos han hecho que perdieran más de diez millones de dólares en los arreglos mecánicos.
Después de Checo Pérez, hay que destacar en el ranking a Alex Albon, quien acumuló gastos por valor de 4.664.750 dólares, muy cerca de la cifra registrada por Pérez. Las finanzas de la escudería de Grove se tambalearon aún más porque Logan Sargeant y Franco Colapinto no acabaron lejos.
En esta relación de pilotos que más han castigado a sus equipos en los destrozos figura el argentino Colapinto, que se ha erigido en una de las revelaciones del año por su carisma y personalidad, pero quien en los nueve grandes premios que ha disputado – de Italia a Abu Dabi- ha supuesto un gasto de 3.436.000 dólares por los desperfectos que ha tenido en pista.
A esta cifra habría que sumar la acumulada con anterioridad por el canadiense Logan Sargeant, quien en las quince carreras que disputó provocó destrozos por valor de 3.008.000 millones de dólares. Al final, si sumamos la cantidad de gasto suplementario provocado por los tres pilotos que ha puesto en pista este año Williams, nos encontramos que el montante total asciende a 11.108.750 dólares, es decir, más de diez millones de euros. ¡La ruina!
No es de extrañar, pues, que James Vowles, director de Williams F1, amenazara a sus pilotos con perderse alguna sesión de entrenamientos en alguno de los últimos grandes premios por falta de piezas de repuesto. Eso sí, la escudería de Grove ha querido dejar claro siempre que estos ‘extra’ no afectarán al coche del 2025 que conducirá Carlos Sainz y menos en el desarrollo del objetivo que tienen puesto en 2026 cuando habrá un importante cambio de reglamento supone una gran oportunidad para todos.