El mundo de los coches es algo complejo que al gran público se le escapa. El usuario medio de un automóvil lo que quiere es que, cuando se pone a sus mandos, todo funcione correctamente, y no tener ningún percance mecánico que le trastoque sus planes.
El tener un correcto mantenimiento de su coche es fundamental para evitar malas experiencias, ya que a nadie le gusta verse en la carretera parado esperando el servicio de una grúa.
Cada coche y cada modelo es un mundo, pero los talleres conocen muy bien cuales son los problemas más comunes que suelen sufrir los coches a la hora de su revisión más exhaustiva. Como han comprobado muchos estudios durante los últimos tiempos, es el amortiguador de coche una de las piezas más cambiada y sustituida cuando un automóvil permanece en un establecimiento para su revisión mecánica.
Importancia del amortiguador
Muchas personas se sorprenderán ante que la amortiguación de su coche sea la que más habitualmente requiera su cambio, pero muchas veces es debido a tener que enfrentarse a algunos firmes mal cuidados. Por norma general, el estado de las carreteras está lejos de ser óptimo, con muchos baches que inciden directamente en esa parte del automóvil. Es cierto que las principales vías sí que tienen un mejor mantenimiento, pero es en las carreteras secundarias donde este problema se acrecienta.
Lo primero es conocer lo que hace un amortiguador en un coche, para saber de su importancia. Su tarea consiste en absorber las vibraciones de los muelles del vehículo, la rueda y el eje y permitir una rápida caída. De este modo, esta pieza del coche evita que el vehículo se balancee y contribuye de forma decisiva a la adherencia de las ruedas y a la estabilidad durante la conducción. Además de estas características de seguridad, el amortiguador ofrece confort al volante, aunque también se puede modificar para la conducción deportiva en carretera gracias a un ajuste más preciso. Se puede decir que, de las piezas de más larga duración dentro del coche, es la que más suele ser propicia a su sustitución con el transcurso de los años y la acumulación de kilómetros.
Tipología
Son dos tipos los amortiguadores existentes en el mercado: los hidráulicos y los de presión de gas. En el primero las averías son más fáciles de detectar, normalmente por la existencia de pequeñas fugas. Para los segundos, ya se necesita una maquinaria más especializada para comprobar su nivel de funcionamiento.
Se estima que su vida útil es de 60.000 kilómetros tanto en los delanteros como en los traseros, pero la experiencia dice que según el modelo de vehículo ese kilometraje puede llegar incluso a los 150.000 kilómetros.
Los amortiguadores, ese gran desconocido dentro de un coche, pero que sin su función el automóvil sería inservible.
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