Wallbox presume de haber vendido medio millón de cargadores de todo tipo, la mayoría de ellos privados, de vehículos eléctricos. La empresa ha tardado seis años en alcanzar esa cifra, que está por debajo de sus previsiones.
"En tan solo seis años, Wallbox ha gestionado 45 millones de sesiones de carga y administrado 681 GWh de energía", unas cifras que equivalen a "más de 4 mil millones de kilómetros en coche", ha indicado el cofundador y consejero delegado de la empresa con sede en Barcelona, Enric Asunción, que ve el vaso más medio lleno que vacío pese a los problemas encontrados.
"Considerando que sólo hemos instalado alrededor del 3 % de los cargadores necesarios para alcanzar los objetivos de transición energética, se hace evidente que estamos apenas explorando el potencial de gestión energética de la carga de vehículos eléctricos", ha añadido.
Pérdidas y caída en bolsa
Sin embargo, debido a la ralentización de la economía y a que la venta de vehículos eléctricos progresa más lentamente de lo previsto, Wallbox, que cotiza en la Bolsa de Nueva York, ha debido rebajar sus expectativas de crecimiento. La compañía cerró el primer semestre del año con pérdidas operativas de 67,6 millones, un 19,6 % más que en el mismo período de 2022, y con 68,1 millones en ingresos, prácticamente los mismos que entonces, si bien mantiene que prevé alcanzar el 'break even' (punto de equilibrio) en el cuarto trimestre de 2023, cuando debería registrar por primera vez un ebitda (resultado bruto de explotación) positivo.
De hecho, Wallbox tiene en estos momentos una sobrecapacidad de producción con sus dos principales plantas de Barcelona y EEUU, que pueden fabricar un milón de unidades al año cada una de ellas.
Además, en este primer semestre ha llevado a cabo un expediente de regulación de empleo (ERE) con el que ha dado salida a 95 trabajadores, lo que se enmarca en un plan de ahorro de costes cifrado en 50 millones anuales. Por ahora, la bolsa muestra desconfianza en Wallbox, que sufre un desplome del 70% desde su salida a la Bolsa de Nueva York gracias a un acuerdo para aprovechar la plaza de una sociedad vehículo de inversión (SPAC).
Adicionalmente a la ralentización del progreso de la movilidad eléctrica, Wallbox se ha encontrado con una creciente competencia de otros fabricantes que luchan por conseguir su cuota de mercado en una actividad económica al alza.