El mercado automovilístico europeo bajará en 2020, pero no tanto como el español. Las ventas de vehículos bajarán un 25% en la Unión Europea al acabar el año con 9,6 millones de matriculaciones, más de tres millones menos en comparación con 2019, según las últimas previsiones revisadas de ACEA, de la que forma parte Anfac.
El objetivo inicial de 2020, antes de que llegara el parón por la pandemia, era conseguir matricular unos 12,8 millones de turismos y todoterrenos. ACEA recordó que, con motivo de los "shocks" comerciales experimentados en entre marzo y mayo a causa de la crisis de la Covid-19, el mercado automovilístico europeo acumula una caída del 41,5% en lo que va de año.ç
La previsión de ACEA de un descenso del 25% contrasta con la que hacía Anfac, que forma parte de la patronal europea de fabricantes, de un retroceso en España del 45%, que se quedará en un 30% con las ayudas del Plan Renove.
Mejora progresiva
"Esta situación se espera que se alivie en los próximos meses a medida que se levanten las medidas de restricción de la movilidad en toda la región", explica ACEA en un comunicado. De cumplirse las previsiones de ACEA, el mercado automovilístico cerrará el ejercicio actual con el volumen más bajo desde 2013, cuando la industria automovilística acumulaba seis años consecutivos de bajada de ventas tras la crisis de 2008, mientras que el desplome del 25% representa el mayor descenso de la historia.
Ante estas estimaciones, el director general de ACEA, Erik-Mark Huitema, indicó que la organización mantiene su esperanza de que este "escenario dramático" podrá ser mitigado con unas medidas "rápidas y fuertes" por parte de la Unión Europea (UE) y de los gobiernos de los Estados miembro.
"Dado el colapso sin precedentes en las ventas hasta la fecha, se requieren urgentemente incentivos de compra y un programa de achatarramiento en toda la UE para generar una demanda muy necesaria de automóviles nuevos", aseguró Huitema.
Así, el directivo recordó que desde ACEA están solicitando un apoyo económico y político tanto en la UE como en los Estados miembros para limitar el impacto sobre la producción y el empleo en los próximos meses.