Es chocante ver un camión plantado dentro del recinto de una embajada. Es lo último que alguien se puede esperar cuando accede a los jardines del lujoso palacete que ocupa la legación diplomática italiana en Madrid. El nuevo modelo Eurocargo que situó allí la marca italiana Iveco es un símbolo de la nueva carrera a la que se han lanzado los fabricantes europeos en un mercado que vuelve a crecer.
Iveco dio un aire de Estado a su apuesta por la renovación de su superventas Eurocargo presentado por el embajador italiano en España. En la nueva batalla compiten italianos, franceses, alemanes, nórdicos y japoneses con España como segunda base de operaciones industriales en Europa gracias a las fábricas de Iveco y de Nissan, ambas con ambiciosos planes de inversión en marcha.
Esta vez se han unido una incipiente recuperación económica en Europa que se aprecia en la inversión en vehículos pesados como uno de los mejores termómetros junto con un adelanto de compras por la entrada en vigor de la nueva normativa europea de reducción de emisión de gases Euro VI. Las ventas de camiones suben con fuerza desde después del verano, con incrementos sustanciales de más del 20% en algunos meses.
Una parte de esos aumentos se deben al efecto de adelantar las compras para evitar un encarecimiento que puede rondar los 5.000 euros de media. Los fabricantes son conscientes de ello y de que los primeros seis meses de 2014 sufrirán probablemente un retroceso en sus ventas. El cambio de normativa medioambiental también es una buena oportunidad para las marcas para renovar sus modelos, con lo que la competencia entre ellas se acrecienta todavía más.
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ACEA) sacó pecho hace unos días en un encuentro para debatir las últimas novedades en la fabricación y venta de camiones y furgonetas. Entre sus argumentos se encuentran una importante reducción de las emisiones de gases así como una caída de los accidentes mortales del 60% desde el año 2000, que prevén que seguirá en los próximos años gracias a la entrada en vigor de nuevos sistemas de seguridad como los frenos de emergencia automáticos.
Los fabricantes sienten la necesidad de reivindicar la eficacia del transporte pesado por carretera frente a su gran competidor, el ferrocarril. Por ello apelan a los datos frente a la "ideología" o los "prejuicios". Sus puntos fuertes son la rapidez (75 kilómetros por hora de media frente a 18 en los trenes de mercancías europeos de larga distancia) y el control del mercado logístico con un 90% del pastel.