La crisis puede ser también un un motor para algunos negocios. Muy pocos. Uno de ellos es la venta de vehículos de segunda mano, que este año volverá a crecer y llegará a 1,6 millones, lo que significa un 4% más que en 2012, según la Asociación de Vendedores Ganvam. Y si algo crece en plena recesión, es lógico que atraiga a más vendedores, también los que se saltan la ley.
Los concesionarios y vendedores con los permisos en regla se han aferrado a las ventas de coches usados como una tabla de salvación para intentar tapar agujeros provocados por la comercialización de vehículos nuevos y, ahora también, de las reparaciones que tampoco son lo que eran.
El Salón del Vehículo de Ocasión de Madrid es una muestra del interés por la compra de estos vehículos. La muestra va camino de batir récords con más de 800 coches vendidos en cuatro días, un 7% más que la edición anterior.
Por tanto es lógico que defiendan con uñas, dientes y alianzas uno de sus pocos negocios rentables. Ahora cuentan con la promesa de la Dirección General de Tráfico de que luchará contra la venta irregular de coches, principalmente mediante la práctica de convertir calles transitadas de algunas ciudades en grandes escaparates de coches a la vena. Los concesionarios controlan ahora algo menos de la mitad de las ventas de coches usados en España. El resto se produce a través de otros establecimientos independientes y en una proporción muy alta en la venta callejera.
Pero la venta supuestamente de "particular a particular" no es lo que parece. Al igual que sucede con la venta de pisos, detrás de muchos de esos particulares se encuentran empresas y redes de vendedores organizados que desplazan sus tiendas ambulantes a las ciudades más beneficiosas para ellos. Un reciente informe de la asociación Ancove alerta del fuerte crecimiento de la venta callejera de vehículos en algunos municipios del Maresme y de Girona.
Curiosamente, en algunas de esas localidades no tienen adaptadas sus ordenanzas municipales para combatir la venta ilegal en la calle, algo que ya han hecho cada vez más ciudades. La adaptación de esas redes en busca de municipios menos combativos con esta práctica comercial se ha detectado ya también en A Coruña.