A Toyota le debemos la popularización del sistema de propulsión hibrido no enchufable, que ahora se ha generalizado en todas las marcas. El primer híbrido que se produjo en serie fue el Toyota Prius, en 1997, y desde entonces la marca japonesa ha ido introduciendo la tecnología en toda su gama. Con el nuevo Toyota C-HR, que hemos sometido a prueba, la marca japonesa combina la tecnología híbrida, con etiqueta Eco y Cero, con un estilo atractivo, unos acabados de vehículo premium y un agradable confort de conducción.


Valoración del Toyota C-HR (2024): diseño, 8,2; interior, 8,0; motor, 8,2; conducción, 8,0; global, 8,1


Toyota lanzó el modelo C-HR en 2017 y desde entonces se han vendido en todo el mundo más de 900.000 unidades. Ahora se actualiza con elementos de estilo, la quinta generación de la tecnología híbrida de Toyota y muchas novedades. Todo ello en la base de producción de Toyota en Turquía.

Frontal del nuevo Toyota C-HR

En cuanto a las motrizaciones, estrena un sistema hibrido enchufable (PHEV), con una potencia de 220 caballos, que puede circular en modo exclusivamente eléctrico durante unos 66 km. Esta es la versión que he podido probar en un recorridos urbanos y extraurbanos de más de 500 km. La gama incluye otras dos motorizaciones hibridas autorecargables, por lo tanto, con etiqueta Eco, de 140 y 200 caballos de potencia, esta última disponible con tracción delantera o 4x4.

 

Motorizaciones con versión enchufable

El diseño es igual en todas las versiones, salvo que la enchufable lleva las siglas PHEV en la trasera y el techo es negro, en contraste con el resto de la carrocería. El que yo probé combinaba de forma elegante el negro con el gris y un techo panorámico en que dejaba entrar la luz. El maletero es también ligeramente más pequeño, 310 litros (frente a 380 los híbridos autorecargables) aunque tiene también bajo el piso varios huecos para dejar, por ejemplo, los cables. 

El diseño mantiene la esencia del antecesor, pero se ha redefinido y pulido para ser más original y diferente. Porque el C-HR destaca entre el tráfico por su personal estilo, recortado como una escultura cubista, con un frontal con una gran parrilla, unos faros alargados y una nariz que hay incluso a quien le recuerda la de algún Ferrari. Es el primer Toyota que tiene los tiradores de las puertas escamoteados en la carrocería que se despliegan al desbloquear las cerraduras. La trasera también es llamativa e inconfundible con una línea de luces horizontales que enmarcan el alerón y un portón también esculpido.

Ya en el interior destaca la calidad de materiales y de producción que se confirma al entar en el habitáculo y sentarnos al volante. El diseño del puesto de conductor y el salpicadero, así como los materiales en el interior trasmiten calidad y algunos elementos son los mismos que utiliza Lexus, la marca de gama alta de Toyota, como volantes, la palanca del cambio. La pantalla central de 12,3 pulgadas, tiene una posición muy vertical pero bien integrada en el salpicadero para evitar huecos donde se acumule el polvo.

Vista lateral trasera del Toyota C-HR

Así va el nuevo Toyota C-HR

El negro que domina el interior le da un aspecto elegante y bastante chic que se rompe un poco al bajar el parasol y encontrarnos con un plástico blanco para la luz. Me gusta que haya botones físicos para controlar la climatización, no hay que perderse en la pantalla con los mandos digitales, y que las salidas del aire están muy bien ubicadas y se pueden dirigir bien. Lo que sí es más complicado es desactivar las chicharras o chivatos de las ayudas a la conducción, ahí hay que penetrar en el mundo digital y manipular la pantalla táctil.

El Toyota C-HR es un SUV familiar, compacto, urbano y un poco coupé. Se beneficia de la altura de los SUV, la posición de conducción elevada, buena visibilidad y acceso más cómodo. Mide 4,36 metros de largo, 1,83 de ancho y 1,56 de alto, unas dimensiones compactas que le permiten moverse con agilidad en ciudad, con un confort muy sobresaliente en carretera y sin balanceos en curvas. Me pareció un buen coche para viajar con una buena respuesta del pedal de aceleración, suave y sin cortes.

Posibilidades de conducción

Se beneficia de unos amortiguadores especiales que mejoran el tacto de conducción y el confort de marcha y se nota la diferencia en autovía o firmes bacheados. Permite elegir entre cuatro programas de conducción (eco, normal, sport y custom) y cuatro modos de uso del sistema hibrido: eléctrico (EV), automático (auto EV/HV mode), hibrido normal (HV Mode) y un modo para recargar la batería cuando se enchufa. Apartemente es farragoso pero realmente es simple, el coche arranca en modo eléctrico y salvo que queramos circular exclusivamente en modo eléctrico que hay que especificarlo las otras funciones actúan de forma automática cuando la batería tiene carga o no.

Yo descargué la batería prácticamente del todo en el viaje en autovía, aunque la recarga que se produjo por deceleraciones o frenadas la mantuvo ligeramente viva. El sistema funcionó perfectamente sin tener que intervenir de ninguna forma. El comportamiento fue igual y sólo cambió el consumo de combustible que aún así fue muy interesante, 4,5 l/ 100 km de media.