En el mercado hay una gran variedad de sillas de coche para niños homologadas aparentemente seguras, pero que pueden ser muy inseguras. A raíz del último accidente de tráfico en el que ha muerto un niño de un año, la Conselleria de Interior de la Generalitat instaba a los padres a llevar a sus hijos en sillas infantiles homologadas. Está claro que es mejor que los niños vayan con un sistema de retención infantil, ¿pero es suficiente y seguro que vayan con una sillita legal?
Mapfre pide un cambio de regulación
Parece una pregunta estúpida pero no lo es tanto cuando existe un debate que va en aumento para reformar la regulación de las sillitas con el fin de reducir la cifra de niños fallecidos en la carretera. La seguridad al 100% no existe ni existirá por mucho que hayan mejorado las medidas de protección para conseguir coches más seguros y que los sistemas de retención infantil hayan mejorado enormemente desde la insensatez aceptada hace décadas de llevar un bebé en brazos en un coche. El problema no es la silla en sí, sino que a partir de los 13 kilos ya no es obligatorio que los niños vayan en sentido contrario a la marcha del vehículo.
Un reciente estudio de Mapfre, que como aseguradora tiene que pagar indemnizaciones por las víctimas de siniestros, recomendaba alargar la obligatoriedad de colocar las sillas a contramarcha más allá del límite actual hasta los cuatro años. "Los más pequeños deberían viajar mirando hacia atrás no solo hasta que cumplen 1 o 2 años, sino hasta los 3 o incluso los 4 años", según Jesús Monclús, director de seguridad vial de Fundación Mapfre. El riesgo de sufrir lesiones graves disminuiría considerablemente.
Más de 200.000 firmas recogidas en Change.org
Los padres de un niño fallecido en un accidente a pesar de ir en una silla homologada emprendieron hace unos meses una campaña para promover un cambio legislativo en ese sentido. Desde octubre han recogido ya más de 200.000 firmas en Change.org con el lema "No más muertes como la de nuestro hijo, obligatoriedad de las sillas a contramarcha". Entre los argumentos de peso que utilizan los padres se encuentran los buenos resultados de siniestralidad en países en los que los niños viajan mirando hacia atrás hasta cuatro o cinco años. "No es casualidad que el año pasado en Noruega, donde los niños viajan a contramarcha hasta los cuatro años, no se produjera ninguna muerte de un menor de esa edad en sus carreteras".
La petición de estos padres no es la única pero sí la que ha tenido más resonancia hasta ahora para que sea obligatorio que las sillas de los niños vayan en sentido contrario a la marcha del vehículo para que, además de ser legales y homologadas, sean también más seguras. Vale la pena tomarlo en serio y más cuando la propia DGT recomienda que los niños vayan mirando hacia atrás el máximo tiempo posible.