La Asociación de Vendedores de Vehículos (Ganvam) han lanzado una propuesta realista y al mismo tiempo rompedora. Plantea recuperar el espíritu de los antiguos planes Prever con el lanzamiento de un programa Renove dotado con 500 millones de euros. Ganvam defiende aplicar un descuento de hasta 7.000 euros no solo para los compradores de coches eléctricos, sino también de combustión y bajas emisiones, tanto nuevos como seminuevos. 


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La 'revolución' que propone Ganvam permitiría retirar de la circulación un total de 165.000 vehículos de más de 10 años de antigüedad, que tienen unas emisiones mucho más altas que los más nuevos. Es una foram de atajar el grave problema del envejecimiento del parque automovilístico, situado ahora en más de 14 años de antigüedad media

"Estamos contaminando más que nunca. Nunca habíamos tenido un parque tan antiguo", destacó Raúl Palacios, presidente de Ganvam, que lo atribuye al hecho de que una gran parte de la población no se puede permitir comprar un vehículo eléctrico, ni tampoco uno de combustión nuevo por la subida de los precios experimentada en los últimos años.

Condiciones del plan Renove de Ganvam

Este ejercicio de realismo permitiría reducir alrededor de 300.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año. Para conseguirlo, Ganvam innova con un plan Renove que iguala los 7.000 euros que da ahora el Moves 3 únicamente para los eléctricos y los extiende a cualquier automóvil, nuevo o de menos de cinco años de antigüedad, con unas emisiones por debajo de 120 gramos y de 140 para furgonetas con unos precios máximos sin IVA de 25.000 euros en los de combustión y de 45.000 euros para los eléctricos e híbridos enchufables, con etiqueta Cero. El abono tendría que aplicarse en el momento de la compra.

De los 500 millones, Ganvam propone destinar 400 millones a incentivar coches de bajas emisiones y 100 millones como impulso para los usuarios que acepten enviar al desguace sus vehículos de más de 10 años sin comprar otro a cambio.

Para Ganvam ha llegado el momento de asumir la realidad de una electrificación mucho más lenta y complicada de lo previsto. "La velocidad y los compromisos adoptados por la Unión Europea frente al vehículo eléctrico no son realistas, no son lógicos. Está arrastrando a todo el sector, tanto a los fabricantes como a los distribuidores y, encima, esto lo estamos pagando entre todos con nuestros impuestos", ha lamentado Raúl Palacios.