"Aprovecha antes de que suba el impuesto de matriculación". Es uno de los eslóganes que se repiten de forma machacona en los últimos días en la publicidad de las marcas y los concesionarios de automóviles. A eso se le llama convertir un problema en una oportunidad, en este caso, comercial para intentar atraer a compradores. Algunos fabricantes y concesionarios han prolongado las promociones que estaban ofreciendo con motivo del Black Friday.
El sector se siente traicionado por el Gobierno por no haber frenado la subida del impuesto de matriculación, pero al mismo tiempo aprovecha la oportunidad para convertirla en un nuevo argumento de venta en un momento de caída de las ventas.
Incluso la OCU ha recomendado adelantar las compras a los que se lo estuvieran pensando para evitar tener que pagar un sobreprecio que será de un promedio de unos 800 euros por vehículo. Pone el ejemplo el Seat León TSI de 110 caballos, uno de los coches más vendidos en España, que pasará de estar exento del gravamen a tener que pagar el primer tramo del impuesto de matriculación, situado en el 4,75%, lo que significa que los compradores de ese coche tendrán que asumir el pago de 817 euros a partir de enero.
El presidente de Anfac, José Vicente de los Mozos, mostraba su incredulidad y sorpresa, en una rueda de prensa junto a los dirigentes de Faconauto, Ganvam y Sernauto, ante la inacción del Gobierno para evitar la subida fiscal para coches que emitirán lo mismo en diciembre de 2020 que en enero de 2021, aunque legalmente sufren un incremento de alrededor de 20 gramos de CO2 por la plena entrada en vigor del protocolo de medición WLTP, que fue retrasado hace dos años.
¿Se equivoca el sector?
El enojo del sector con la Administración puede ser comprensible, y más en un momento tan delicado como el actual, en el que cualquier nueva amenaza puede provocar efectos todavía más negativos. Sin embargo, los cálculos que hace la industria de que la subida del impuesto de matriculación provocará que se vendan 100.000 coches menos, lo que causará miles de despidos, pueden fallar.
Estamos viendo cómo el Plan Renove está fallando en su cometido de reactivar la demanda de vehículos y la renovación del parque debido a problemas en su concepción y a la crisis y la incertidumbre que pesan como una losa sobre el mercado y la industria. De la misma manera que la automoción achaca el pinchazo del Renove a la insuficiencia de las ayudas de 400 y 800 euros para la compra de vehículos diésel y de gasolina, ¿se puede asegurar que alguien dejará de comprar un coche que cuesta 20.000 o 25.000 euros por tener que pagar 800 euros del impuesto de matriculación?
¿Coches menos potentes?
En la nueva normalidad, los viejos paradigmas no funcionan. Es posible que en 2021 se profundice en la tendencia de sustituir la compra de un coche nuevo por uno de segunda mano o incluso un vejestorio, lo que es malo para el mercado y para el objetivo de reducción de emisiones. Pero también es posible que se produzca un efecto de preferencia por turismos con motores menos potentes y contaminantes que se libren del impuesto de matriculación y que son más baratos también. No hay que olvidar que España es un paraíso para la venta del Dacia Sandero, que presume de ser el coche más barato y que en la nueva generación que se acaba de presentar tiene unos motores que parten de los 65 caballos.
Pero, al margen de la traición denunciada por el sector, ahora toca adaptarse viendo los precedentes de otros sectores. De igual manera que en la electrónica hay ofertas en las que las tiendas 'quitan' el 21% del IVA, los concesionarios pueden incluir el sobrecoste del impuesto de matriculación en sus descuentos para dar tranquilidad a los clientes.
En todo caso, ahora toca acabar este año tan duro lo mejor posible, y eso pasa por explotar comercialmente el adelanto de las compras para evitar el 'matriculazo'.