Noruega volvió a hacer gala de su merecida fama como paraíso de los coches eléctricos. En 2022, el 79,3% de los vehículos vendidos fue de cero emisiones y el porcentaje subió a casi el 83% en diciembre. Sin embargo, nuevas amenazas fiscales ponen en riesgo la continuidad de ese vergel de la electromovilidad a partir de 2023.
El año 2022 finalizó con 174.324 vehículos matriculados en Noruega, un pequeño país de tan solo 5,4 millones de habitantes. Esa cifra significa un leve descenso del mercado del 1,1% respecto a 2021, pero esconde otro récord mundial de la penetración de vehículos 100% eléctricos, con 138.292 unidades, un 21,6% más, En cambio, los coches híbridos sufrieron fuertes retrocesos, tanto los no recargables como especialmente los enchufables, que se vendieron un 61,1% menos y alcanzaron una cifra de 14.848 vehículos, según los datos de la Federación Noruega de Carreteras (OFV).
Un país petrolero y electrificado
En los últimos 10 años, Noruega, un país que destaca por su comercio del petróleo del Mar del Norte, se ha convertido en un mercado que huye de los vehículos de combustión interna. En realidad, los consumidores han sucumbido a las suculentas ayudas mediante la exención total de impuestos de la que se benefician los coches eléctricos, que hacen que cuesten menos que los de gasolina y diésel.
En el paraíso noruego, Tesla repite como líder absoluto del mercado con el Model Y encabezando el ranking con un 10% de cuota. Le siguen el Volkswagen ID.4, Skoda Enyaq, BMW iX, Volvo XC40, Toyota Yaris, Hyundai Ioniq 5, Audi Q4 e-tron, Audi e-tron y Polestar 2.
Las ventas de coches eléctricos se dispararon en Noruega en diciembre, con un aumento del 92%. La asociación OFV atribuye el dato a que muchos compradores querían evitar el encarecimiento que sufrirán los vehículos de cero emisiones a partir del 1 de enero de 2023 debido al final de la exención fiscal.
Nuevos impuestos en 2023
El chollo de los eléctricos en Noruega se acaba este año 2023 con la aplicación de dos impuestos, el IVA y uno nuevo sobre el peso, que grava especialmente a los vehículos que tienen que soportar las pesadas baterías. El IVA se aplica sobre los coches que superen un precio de 500.000 coronas noruegas, unos 47.000 euros.
Además, el Gobierno noruego quiere penalizar los vehículos más pesados e ineficientes desde el punto de vista energético. Por ello, aplicará un nuevo impuesto, también a los eléctricos, de algo más de un euro por cada kilo que sobrepase los 500. Teniendo en cuenta que muchos eléctricos pesan unos 2.000 kilos, el impuesto podría suponer más de 1.500 euros.
"Es difícil de entender la propuesta fiscal del Gobierno. Parece que responde al deseo de que haya una fuerte disminución en las ventas de automóviles nuevos", lamentó Oyvind Solberg Thorsen, director de OFV, cuando se anunció la modificación impositiva, que supone poner fin a 25 años de ventajas para impulsar las ventas de los turismos sin emisiones. El FMI ya alertó de la necesidad de que Noruega abandonara su política de fiscalidad cero para los eléctricos por los elevados costes que supone, que en 2022 ascendieron a unos 4.000 milones de dólares en impuestos condonados.
La consecuencia del encarecimiento de los coches es que se ponga en peligro el objetivo del Gobierno noruego de acabar con las ventas de coches de combustión en 2025, lo que lo convertirá en uno de los países pioneros en dejar atrás la movilidad basada en el petróleo.