Maserati está haciendo limpieza en su fábrica y en sus puntos de venta. La marca deportiva del grupo Fiat Chrysler (FCA) se encuentra en pleno proceso de transición hacia la nueva gama electrificada y está aprovechando para poner orden en su stock. El resultado son unas pérdidas acumuladas de 159 millones de euros de enero a septiembre. 

Los números rojos de la marca contrastan con las ganancias de 103 millones de euros en los mismos meses de 2018. La compañía atribuye la caída de la rentabilidad en lo que va de año a factores diversos como los ajustes en los valores residuales de sus vehículos en Estados Unidos o los incentivos aportados en China para acelerar la transición a la nueva normativa medioambiental.

Durante 2019, la compañía ha puesto en marcha un proceso para reducir el volumen de 'stock' de sus concesionarios, una medida que prevé completar en el último trimestre del año.

Casi 20.000 coches vendidos

Maserati registró una facturación de 1.208 millones de euros en los nueve primeros meses de 2019, un 38% menos si se compara con los ingresos de 1.953 millones del mismo período de 2018. Desde enero, sus ventas mundiales se situaron en 19.500 unidades, un 26% menos.

Entre julio y septiembre, Maserati vendió 6.000 coches, un 29% menos, con una cifra de negocio de 394 millones de euros en el mismo período, un 38% de retroceso respecto al año previo.

Maserati anunció el pasado mes de septiembre que todos sus nuevos modelos serán desarrollados, diseñados y producidos en su totalidad en Italia y que adoptarán sistemas de propulsión eléctrica e híbrida. En 2020, la firma iniciará su electrificación con la versión híbrida del Ghibli.