Después de una prueba a fondo, hemos podido comprobar porqué a campaña comercial de lanzamiento del nuevo Ford Mustang Mach-E lleva como lema Watch Me! Vaya si atraía las miradas a su paso. Se podría reconstruir la ruta de nuestra prueba gracias a las fotos que iban haciendo los usuarios que se cruzaban con el nuevo modelo 100% eléctrico. Tanto es así que es posible que más de uno haya sufrido un ataque de tortícolis al practicar ese eslogan de ¡Mírame!
La lista de coches eléctricos que hemos ido probando en los últimos meses se va engordando cada vez más gracias a una gran variedad de modelos. Ford ha seguido los pasos de otras marcas que han empezado a construir la nueva etapa de la movilidad eléctrica desde lo más alto de su gama de vehículos. El Ford Mustang Mach-E tiene esa vocación al competir en el segmento cada vez más poblado de los coches eléctricos 'premium' aunque con un precio (a partir de 48.553 euros) más moderado que el de algunos rivales. Después de nuestra prueba para la sección Car Review & Rating, podemos afirmar que el nuevo Mustang sin emisiones del siglo XXI tiene poderosos argumentos para competir.
El Mach-E está inspirado en el emblemático Mustang nacido en los años 60 del siglo pasado, aunque es un coche muy diferente. La marca norteamericana ha querido unir el pasado y el futuro conectando el icónico Mustang de gasolina con su evolución como SUV coupé propulsado por baterías. Es el nuevo concepto de deportividad de la nueva movilidad, menos ruidosa, más suave pero con una aceleración más impetuosa, tal como pudimos comprobar en la prueba específica en la presentación del Mach-E.
Lo mejor del Mustang Mach-E
En la prueba de Coche Global hemos podido conducir la versión AWD de tracción a las cuatro ruedas y con autonomía extendida de hasta 540 kilómetros en condiciones. Es la opción más alta de la gama actualmente, hasta que a final de 2021 salga al mercado el Mach-E GT, un portento de la deportividad que aumentará los caballos disponibles de 351 a 487.
Una de las conclusiones de la prueba, que nos ha sorprendido gratamente, es el consumo bastante ajustado al tratarse de un vehículo con más de 2.000 kilos de peso y unas dimensiones de 4,713 metros de largo, 1,881 metros de ancho y 1,625 de alto. El consumo registrado ha oscilado entre un mínimo de 16 kWh y un máximo de 18 kWh a los 100 kilómetros. A lo largo de las pruebas de otros modelos eléctricos e híbridos, hay una larga lista que consumen muy por encima a pesar de ser más ligeros.
La propulsión propiamente dicha consumió entre un 57% y un 75% de la electricidad gastada, mientras que en el resto de destaca la climatización, que, como es habitual en los eléctricos, merma la capacidad de autonomía que dan las baterías.
El consumo se comporta de forma moderada incluso utilizando el modo más deportivo de los que ofrece el Mustang eléctrico, que va acompañado de un sonido que sin llegar a imitar su predecesor de gasolina sí refuerza su carácter deportivo para recordarnos que conducimos un vehículo de altas prestaciones.
Interior del Mach-E
El Mach-E va equipado con varias opciones de regeneración de energía, aunque desde las más suaves hasta la más extrema con un modo de E-Pedal que permite circular casi sin tocar el freno dan un resultado muy eficiente en la recarga de las baterías. A veces da la impresión de que el sistema informático del coche se equivoca debido a que la autonomía se resiste a bajar en muchas condiciones de tráfico.
Otra conclusión de nuestra prueba a fondo es el contenido tecnológico que aporta el Mach-E, que en muchos aspectos es un modelo vanguardista con soluciones singulares como el botón de apertura de las puertas que sustituye a las centenarias manetas o su interior zen organizado alrededor de dos pantallas. Una de esas pantallas es una gigante de 15,5 pulgadas que es más grande que la de muchos ordenadores y que recuerda mucho la de los modelos de Tesla con los que compite el primer coche 100% eléctrico de Ford.
A simple vista, la digitalización del interior del Mach-E puede resultar abrumadora por la falta de botones físicos, pero te acostumbras con rapidez a manejar los menús intuitivos de la megatablet. Solo se mantienen los botones físicos de las luces de emergencia, el asistente de aparcamiento y del freno de estacionamiento. Todo lo demás se controla a través de uno o varios clics en la gran pantalla.
Pegas del nuevo modelo
Aunque el navegador con el que va equipado es eficiente, resulta muy fácil conectar el 'smartphone' con el coche de forma inalámbrica a través de Android Auto o de Apple Carplay. Y sin preocuparse por el consumo de batería del teléfono gracias a su puesto de carga sin cable.
Al igual que otros modelos eléctricos con lo que compite, el Mustang Mach-E también dispone de un cockpit digital en forma de pantalla estrecha y alargada sobre el volante en la que se puede visualizar lo imprescindible para la conducción y las indicaciones resumidas de la navegación.
La conectividad del nuevo 'flagship' de la electromovilidad de Ford también convierte el teléfono móvil en una prolongación de esa gran pantalla al permitir varias funciones a través de la app. Hemos podido comprobar que tiene un funcionamiento ágil, a diferencia de las aplicaciones de otros fabricantes que resultan engorrosas y lentas.
Pero no todo son puntos a favor del nuevo Mustang Mach-E. Para mi gusto (y admito que es una cuestión subjetiva), la suspensión es algo blanda, lo cual tiene la ventaja que absorbe mejor los baches pero acaba provocando un balanceo de delante a atrás que recuerda el trote de un caballo. Nada grave, por supuesto, pero a tener en cuenta.
Valoración Ford Mustang Mach-E: diseño 8,8; interior 8,2; motor 8,5; conducción 7,8; global 8,32.