Este año se celebra el centenario del nacimiento de Gianni Agnelli (Turín, 1921-2009), uno de los personajes claves de la industria italiana y mundial de siglo XX y fundamental en el sector de automoción. Agnelli heredó la empresa familiar, la Fiat, y la convirtió en un imperio que en 1969 había adquirido el 50% del capital de Ferrari, la ya entonces mítica fábrica de superdeportivos creada por Enzo Ferrari (Módena 1898-1988) tras las II Guerra Mundial. Pese a desprenderse de la mitad de su empresa, Ferarri se quedó con el control de la Scuderia, el equipo de Fórmula1 y toda la gestión deportiva.
Agnelli, al que respetuosamente llamaban en vida l’Avvocato (el Abogado), era un apasionado del automóvil. Primero fue cliente de Ferrari, luego accionista y socio de la compañía, finalmente el propietario de la marca más mítica de Italia. Sólo dos meses antes de fallecer, en junio de 1988, vendió a Fiat el paquete de acciones que aun controlaba en su compañía, el 38%. El 12% restante lo cedió a Piero Ferrari, hijo de Enzo Ferrari y actual vicepresidente de Ferrari.
Para celebrar el centenario del antiguo patriarca y su estrecha vinculación con Ferrari, la casa del cavallino rampante ha organizado en el Museo Enzo Ferrari (MEF) de Módena una muestra en la que, primera vez, se pueden admirar los Ferrari que había en el garaje de Agnelli. Bajo el título ‘La elegancia del mito, Gianni Agnelli y Ferrari’ se muestran ocho Ferrari fabricados a la medida y según las peticiones de Agnelli y un monoplaza de F1, el de la temporada 2003 que se presentó el 7 de febrero de ese año como homenaje a Agnelli, fallecido el 24 de enero. Con ese monoplaza Michael Schumacher ganó el Campeonato del Mundo de 2003.
Más de medio siglo de historia
El resto de los vehículos expuestos abarcan más de medio siglo de historia del automóvil italiano. El más antiguo es un Ferrari 166 MM de 1948. Agneli lo había visto en el salón de Turín de ese año e inventó un nombre que desde entonces define a algunos descapotables del cavallino, los de vocación más deportiva, los barchetta. Este fue el primer Ferrari personalizado para Agnelli con tapicerías para el interior en verde y azul. Junto a él un Ferrari 212 Inter de 1952 al que se le colaron los potentes faros para circular con seguridad por la noche. En el coupé 365 América de 1955, diseñado por el genio de Battista ‘Pinin’ Farina, se personalizó también el interior y se incluyó un cronógrafo instalado en el túnel central.
Pero el más original Ferrari de la muestra es el 400 Superamericana de 1959. El Superamericana de Ferrari era un coche potente, con un motor V12 de 340 caballos que podía alcanzar los 265 km/h pero también uno de los más lujosos y caros de la época. Solo se hicieron 400 unidades, más uno especial para Agnelli.
Lo más llamativo es que el Avvocato no quería que pareciese un Ferrari. Para empezar, tenía una carrocería de tres volúmenes y dos puertas, como una berlinetta, en lugar de un coupé. Pintado de color gris metalizado tenía un gran radiador cuadrado sin la típica parrilla de Ferrari. El parabrisas era envolvente y no llevaba ninguna insignia ni nombre que lo identificara como un Ferrari. El interior estaba lleno de detalles lujosos y el volante se había personalizado. Otros elementos llamativos eran los cuatro faros redondos de gran potencia. Agnelli lo explicaba porque le gustaba conducir rápido y entre las cuatro y las seis de la mañana él siempre llevaba los faros encendidos, mientras los que iban a trabajar los llevaban apagados. Él volvía de fiesta, claro. De los años 60 es también el Berlinetta 365P Speciale (1966) con tres asientos seguidos y el conductor en el centro.
Modelos únicos de Ferrari
En los años 80 del siglo XX, Agnelli volvió a ampliar su garaje Ferrari, primero con una versión especial del Testarossa, presentado en 1984. Dos años después él encargó una versión spider con algunos detalles personales como un nuevo diseño del capó y los colores que le gustaban: blanco y gris con un interior azul.
La muestra culmina con un F49 de 1989 con tapicería negra y embrague electrónico Valeo y un 360 Spider del 2000 para el que Agnelli encargó a Pininfarina algunos retoques y una decoración que combinaba el gris plata con el azul. Esta unidad se la regaló a Luca de Montezemolo, entonces presidente de Ferarari por su boda.
Para John Elkann, actual presidente de Ferrari y nieto de Agnelli, esta exposición narra un encuentro extraordinario: por un lado, las emociones que los coches más bellos del mundo despiertan en los amantes del automóvil, y por otro, "el enorme respeto y la pasión que mi abuelo tenía por los coches de Maranello".
Por su parte, Piero Ferrari, recuerda que a su padre le impresionó "la fuerza, el talento y la capacidad empresarial de Gianni Agnelli, entre ellos había un entendimiento natural, consolidado a lo largo de los años hasta el acuerdo decisivo que en 1969 dio paso a una de las alianzas más sólidas del mundo de la automoción”.
La exposición permanecerá abierta hasta finales de este año pero como en Italia aún no están autorizadas las aperturas de museos, por ahora se puede visitar on line a través de una reserva en la web del museo.