La empresa de VTC (alquiler de coches con conductor) Cabify iniciará en 2023 un proceso para descarbonizar su flota mediante la incorporación de 1.400 vehículos eléctricos. Para ello destinará un importe de 82 millones de euros, de los que 40 proceden de un préstamo 'blando' con fondos públicos del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
El préstamo del BEI estará dirigido a la adquisición de los 1.400 coches eléctricos para la actividad de VTC, así como al desarrollo de la infraestructura digital y de recarga asociada. El siguiente paso será "una licitación a principio de 2023" para adquirir una flota de vehículos eléctricos y desplegar los puntos de carga en sus instalaciones para llevar a cabo la operativa del servicio alternativo al taxi.
Los nuevos eléctricos de Cabify
incorporará a su flota en España coches de emisiones cero con una autonomía superior a 400 kilómetros, y características técnicas y tamaños adecuados para el transporte de pasajeros, e implementará infraestructuras de carga rápida para completar el proceso.
El fundador y presidente ejecutivo de Cabify, Juan de Antonio, ha celebrado el acuerdo con el BEI ya que "no sólo aporta capital, sino también ADN y cultura", y ha explicado que los 42 millones de euros restantes serán aportados por la propia compañía, que cuenta con "recursos suficientes" para ello.
Financiación flexible
El representante de actividades de innovación del BEI, Alessandro Izzo, ha señalado que el acuerdo proporciona una estructura financiera flexible a un prestatario cuyas operaciones "se han visto considerablemente afectadas por la pandemia". En concreto, ha dicho, "es un instrumento que tiene un largo plazo de disponibilidad", de modo que, a medida que surjan las necesidades de financiación, la compañía dispondrá de flexibilidad.
De Antonio ha defendido que el futuro de la movilidad "sólo existe si es sostenible", y ha destacado que la compañía dispone de "veinte veces más vehículos eficientes desde el punto de vista de sostenibilidad" que la flota media en España. No obstante, la empresa admite que existe una "serie de retos en la industria de la automoción" que convierten este ejercicio en "ambicioso", como sucede con la crisis de los microchips, que está ralentizando la producción.