A principios del siglo XX la velocidad era la nueva moda que apasionaba a todos y el Bugatti Type 35 de 1924 fue uno de los automóviles que ayudó a poner las bases para la competición de motor tal como la entendemos hoy. Con más de 2.500 victorias en su palmarés, este modelo de Bugatti creado por Ettore Arco Isidoro Bugatti (Milán 1881- París, 1947) fue el primer automóvil del mundo especialmente diseñado y concebido para la competición y supuso una revolución hace un siglo que sigue impactando ahora.
Como destaca Luigi Galli, especialista en herencia y certificación de Bugatti, "aunque también demostró su eficacia como coche de pasajeros, no era simplemente un coche de carretera modificado para las carreras. El enfoque meticuloso adoptado por Ettore Bugatti en el diseño global y la atención que prestaba a cada detalle, han redefinido el mundo de las carreras de automóviles en términos de diseño, técnica, materiales, maniobrabilidad y rendimiento. El Bugatti Type 35 dio origen a la era de los vehículos de Grand Prix y obligó a otros fabricantes a revisar completamente su estrategia”.
Innovaciones del Bugatti Type 35
El Bugatti Type 35 supuso una revolución en 1924 por sus innovaciones técnicas y fue posible gracias a que Ettore lo creó al margen de las convenciones y limitaciones de esa época. Bugatti había nacido en una familia de artistas, su abuelo fue escultor y arquitecto, su padre un diseñador de muebles y joyas del nuevo estilo Art Nouveau y su hermano, también escultor. Tenía conocimientos técnicos y múltiples intereses pero no era ingeniero, lo que parece que fue una ventaja para crear el Type 35 e ir más allá de lo que establecían los límites de la época, y abrió el camino para otras innovaciones.
La carrocería era baja y limpia, frente a los automóviles de esa época que tenían una distancia libre al suelo muy alta. Las ruedas eran de aleaciones fundidas para reducir la masa cuando lo habitual entonces eran ruedas de radios. El tambor del freno estaba montado de una forma también revolucionaria y la suspensión rompía los esquemas del momento con su estructura elipsoidal de aleación de aluminio. El primer motor del Type 35 fue un ocho cilindros en línea de dos litros con 24 válvulas que luego se elevó a 2,3 litros y se sobrealimentó. El innovador uso de un cigüeñal de aluminio sostenido por dos rodamientos de rodillos y tres rodamientos de bolas permitió al motor subir hasta 6.000 rpm y desarrollar hasta 90 caballos, el mejor rendimiento de su clase para la época.
Bugatti sabía que para conseguir un rendimiento excepcional no sólo era necesario aumentar la potencia, sino también reducir el peso. Su obsesión por producir componentes más ligeros, sin comprometer la funcionalidad y fiabilidad, le permitió hacer un coche de sólo 750 kg.
El legado de Ettore Bugatti
Entre las muchas innovaciones que creó Bugatti para limitar la altura y el peso del automóvil destaca el desarrollo de un nuevo eje delantero, hueco y ligero, con extremos impermeables. El eje delantero también era diferente de los convencionales, no estaba recto sino curvado en el centro para eludir el chasis, y elevado en los extremos. Con un sistema de dirección calibrado con precisión y un chasis ligero que integra el motor como elemento de carga, el Type 35 ofrecía una agilidad y maniobrabilidad desconocidas en ese momento. Dos piezas diseñadas por Bugatti conseguían destacar al Type 35 frente a sus competidores, frenos de tambor controlados por cables perfectamente equilibrados, y un depósito de gasolina presurizado que optimizaba el flujo del combustible.
"El Bugatti Type 35 se convirtió en una referencia, transformando completamente los estándares en términos de diseño e ingeniería automotriz. Un siglo después, su impacto y su atractivo no han decaído. El Type 35 forma parte del ADN de la marca, con al Bugatti Type 57 SC Atlantic y al Bugatti Type 41 Royale. Cada superdeportivo producido hoy en Molsheim es fiel a los valores de diseño e ingeniería de Ettore Bugatti hace un siglo", destaca Galli.