Volvo acaba de inaugurar su primera fábrica en Estados Unidos en plena tormenta por la guerra comercial iniciada por Donald Trump. La decisión tomada años atrás de invertir 1.100 millones de dólares (948 millones de euros) en una factoría ha pillado al propietario de Volvo, el grupo chino Geely, en la escalada de tensión comercial entre el Gobierno de EEUU y el resto de grandes productores de automóviles, incluida China. Los directivos del grupo chino Geely y los de origen sueco que siguen al frente de la filial Volvo han inaugurado la fábrica con una plantilla inicial que llegará a 1.500 empleados a final de año. Sin embargo, el consejero delegado de Volvo, Hakan Samuelsson, ha advertido de que los aranceles pueden trastocar los planes de la compañía de ir incrementando la producción y la plantilla hasta llegar a 4.000 puestos de trabajo.
Los aranceles amenazan empleos de Volvo en EEUU
"Si tenemos barreras y restricciones, no podremos crear tantos empleos como habíamos previsto", ha asegurado a la prensa durante la inauguración, marcada por la ofensiva proteccionista de Trump y las réplicas de gobiernos como el Chino y la Unión Europea. La producción del nuevo modelo S60 en la planta de Charleston irá destinada al mercado de EEUU pero también a la exportación. Las unidades vendidas fuera de EEUU pueden sufrir el sobrecoste de los nuevos aranceles del 25% anunciados o ya implantados en China, la UE, Canadá y México en respuesta a una medida idéntica puesta en marcha por el Ejecutivo de Trump. La guerra comercial ha provocado ya pérdidas importantes en bolsa de los principales fabricantes mundiales.