La Unión Europea y China se han puesto de acuerdo, de momento, en la necesidad de intensificar el diálogo iniciado para buscar una solución que evite una guerra comercial a raíz de los aranceles a los coches eléctricos chinos. Las dos partes han manifestado su voluntad de buscar "una solución mutua acordada" en línea con las demandas de la mayoría de fabricantes de vehículos y de un bloque de países encabezados por Alemania al que se ha acercado España en los últimos días.


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El vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, se reunió en Bruselas con su homólogo chino, Wang Wentao, ministro de Comercio. Aunque no hubo acuerdo todavía, sí que se registró un deshielo en las relaciones de las dos partes.

Dombrovskis mantuvo los argumentos para defender la investigación que acabó con la imposición de aranceles en su contacto con Wang. Segñun el eurocomisario, la investigación y sus conclusiones de subsidios que dan ventaja a las marcas chinas «se basa estrictamente en hechos» y «cumple completamente las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)".

Comunicación abierta

Pero más allá de esa posición retórica , la decisión de calado con la que finalizó la cumbre sobre comercio entre la UE y China es que "ambas partes reafirmaron su voluntad política para buscar e intensificar una solución mutua acordada y se comprometieron a "mantener abiertos los canales de comunicación a nivel ministerial", según el comunicado enviado por Bruselas. En las semanas previas, las discusiones se localizaron en niveles inferiores, más técnicos, de las dos administraciones.  

El vicepresidente europeo intentó relativizar el impacto de los aranceles provisionales al asegurar que el mercado comunitario permanecerá abierto a las importaciones de vehículos eléctricos chinos "ya que el objetivo de la UE es compensar solo las subvenciones identificadas, permitiendo así una competencia leal". 

Esta aparente suavización de las tensiones comerciales entre la UE y China tiene lugar después de que Espaañ anunciar un cambiod e posición, que hasta ese momento era de apoyo a los aranceles. Coincidiendo con la marcha a Bruselas de la vicepresidenta Teresa Ribera, Pedro Sánchez anunció durante una visita al país asiático la "reconsideración" de la posición española.

División en la UE

En los días previos, el sector de automoción y el presidente de Seat, Wayne Griffiths, reclamaron a la Moncloa que se manifestara en contra de los aranceles al considerar que tienen un impacto negativo. En el caso de Seat, la compañía mantiene "conversaciones intensas" con Bruselas para reducir el arancele sobre el nuevo modelo Cupra Tavascan, desarrollado en Martorell pero producido en una planta de Volkswagen en China. 

Los países de la UE mantienen una división entre los que están a favor y en contra de los arancles. Está prevista una votación vinculante el próximo 30 de septiembre, aunque se podría alargar hasta final de octubre. Francia e Italia encabezan los países favorables a la aplicación de los aranceles, mientras que Alemania impulsa el rechazo a los nuevos gravámenes.