La transición ecológica y la digitalización se han convertido en poderosas tendencias inevitables en el sector de la automoción. La discusión ahora es sobre el ritmo de esa transformación en la que los coches diésel y de gasolina están dejando paso a los modelos electrificados completamente conectados. Sin embargo, ese cambio lleva a aparejadas unas consecuencias de las que se habla poco, como por ejemplo la transición ecológica y tecnológica de la mano de obra de la industria de automoción.
El dilema del huevo y la gallina reaparece en la reconversión del sector del automóvil. Las fábricas de automóviles necesitan la asignación de modelos electrificados, y estos a su vez necesitan de plantas de baterías pero también de trabajadores formados en la nueva tecnología y disponibles.
Hasta ahora, las fábricas que han ido incorporando modelos eléctricos o híbridos a sus líneas de montaje han dado los conocimientos necesarios a sus operarios para poder ensamblar las baterías y el resto de equipos, pero ese reciclaje básico no es suficiente. Los coches del futuro que empiezan a llegar ya, junto a los nuevos hábitos de movilidad, dan un peso mucho mayor al contenido digital y de 'software'. El valor de esos vehículos se centrará en las baterías pero, sobre todo, en los sistemas informáticos y electrónicos a medida que el precio del almacenamiento de energía eléctrica vaya bajando.
Más tiempo e inversión en formación
La iniciativa que ha tomado Seat de iniciar un programa para formar a operarios como programadores es oportuno y acertado porque afronta el reto de fondo de la automoción en el terreno laboral. Los fabricantes de coches tienen que convertirse, también, en especialistas en desarrollar 'software' adaptado a sus necesidades y, al mismo tiempo, tienen que promover la reorientación de sus trabajadores.
El problema generado por la escasez de chips que está sufriendo la industria de automoción muestra a las claras la gran dependencia que tienen los fabricantes de vehículos de los gigantes de la electrónica, que tienen que racionar el suministro de microprocesadores a sus múltiples clientes, desde la nueva PS5 al nuevo Seat León, por ejemplo.
Los sindicatos ya han advertido de que hay miles de empleos en peligro por la transición ecológica y la digitalización en marcha, por lo que es urgente que los planes de reconversión de la industria incluyan acciones decididas para formar a los trabajadores. Se trata de una labor que requiere tiempo e inversión, por lo que más vale que cunda el ejemplo de Seat y se extienda a todo el sector con el apoyo de las administraciones y de los proveedores.