Los trabajadores de Nissan han llevado su protesta a los accesos de Barcelona y al distrito de negocios de la ciudad. El día en que cientos de empleados han llevado a cabo tres marchas lentas desde las tres fábricas amenazadas de cierre, la web Coche Global se ha colado en uno de esos coches de los trabajadores que han bloqueado Barcelona en una nueva movilización para reclamar el mantenimiento de las plantas de Cataluña.
Antonio Jiménez tiene 53 años y lleva trabajando en Nissan 28 años, la mayor parte de su carrera laboral. Al volante de un coche de la marca Nissan gracias al descuento para empleados, explica su desengaño con la empresa que conoció cuando era pequeño gracias a que su padre también trabajó en la compañía. "Nissan era parte de la familia. Yo he mamado Nissan desde pequeño y por eso ahora no me puedo creer lo que está pasando", asegura.
Ha tardado dos horas en recorrer los 18 kilómetros que separan la fábrica de componentes de Nissan de Montcada i Reixac del punto de la Diagonal en el que se ha unido a sus compañeros que venían de Sant Andreu de la Barca y de la Zona Franca de Barcelona. "Espero que todos los movimientos que estamos haciendo sirvan para presionar a la dirección, autoridades e instituciones y vean que es una situación my grave y que hay que llegar a un acuerdo. Con tantos desempleados puede ser un caos. Tenemos que dar la vuelta al cierre", explica mientras recorre los últimos metros hasta dejar estacionado su vehículo en el centro de la avenida Diagonal.
Objetivo de la protesta oculto
Admite que tanto él como sus colegas están viviendo una situación "muy desagradable" que les provoca nervios. "No te esperas que pase algo así. Nissan siempre había sido una empresa seria y responsable con sus empleados. Era de las pocas que te hacían fijo cuando yo empecé. No esperas que esa misma empresa tome esa decisión de cerra y de mandar a toda esa gente a la calle". Antonio Giménez puede ser el perfil más frecuente de los 3.000 trabajadores afectados por el cierre de Nissan en Barcelona, Montcada y Sant Andreu: un empleado de alrededor de 50 años, con mucha antigüedad en la empresa y con familia.
Al acabar la conversación rodeados del ruido de los cláxons de los coches que van llegando al punto de encuentro, Antonio sale del vehículo y se une a sus compañeros. Aunque les habían dicho que el objetivo final de la movilización era el consulado de Japón en Barcelona, ante el que ya habían hecho una protesta antes de la pandemia, la realidad es otra. El responsable de CCOO en Nissan, Miguel Ángel Boiza, revela a la plantilla hacia dónde se dirigen caminando: van a la sede del bufete de abogados Garrigues, que ha sido contratado por Nissan para asesorarla y para la gestión del ERE que puede acabar con 41 años de presencia de Nissan en Barcelona tras comprar la antigua Motor Ibérica, fabricante de la marca Ebro.
El líder de CCOO de Cataluña, Javier Pacheco, ha enviado una carta al presidente de honor de Garrigues, Antonio Garrigues Walker, en la que le pide que evite que el bufete de abogados se convierta en cómplice de "prácticas empresariales del todo reprobables" en alusión al cierre. "Nissan está dando el golpe más duro de los últimos 30 años en nuestro país, teniendo alternativa para continuar su actividad en el territorio, y no consideramos decente que encuentre aliados para conseguir desertizar industrialmente una parte importante de Cataluña con prácticas fuera de la ley", se indica en la carta, en que se advierte al bufete que si acepta gestionar el ERE será "parte del conflicto" con la sociedad catalana y con los trabajadores de la compañía automovilística.
De momento, los 3.000 afectados de Nissan y los más de 20.000 expresan su rabia con pasquines y con soflamas pero advierten de que su paciencia está al límite. "La plantilla de Nissan puede perder sus puestos de trabajo y está dando un mensaje muy claro: no se va a quedar parada esperando que la empresa cierre", asegura Boiza.
Las administraciones se mueven
La gravedad de la situación ha hecho que las administraciones también se muevan. "Por fin se mueven las administraciones y ahora se preocupan por el futuro de Nissan. Queremos que vayan todas a una con el mismo mensaje", explica el dirigente de CCOO. A su juicio, todavía están a tiempo de revertir la decisión de Nissan, de "dar la vuelta al cierre" como decía Antonio Jiménez. "La decisión puede parecer definitiva pero estamos en el marco de una alianza y es importante que Renault diga qué piensa de esta decisión. Podemos seguir siendo competitivos en Barcelona".
UGT de Cataluña ha pedido formalmente este jueves a los gobiernos central y autonómico que les remita "lo antes posible" el plan elaborado por las dos administraciones sobre la viabilidad de las plantas de Nissan en Cataluña y que la multinacional rechazó. El sindicato, mediante cartas enviadas a la ministra de Industria, Reyes Maroto, y a la consejera de Empresa, Àngels Chacón, solicita que "se detalle" el plan, que preveía una inversión de casi 400 millones con unas ayudas de 72 millones con el fin de salvar la planta de la Zona Franca.
El destino oculto de la manifestación también ha despistado a los Mossos, que habían blindado la entrada al edificio que alberga el consulado de Japón en Barcelona. Tuvieron que enviar algunos efectivos para poner un cordón que impidiera la entrada de los manifestantes, que se conformaron con hacer una asamblea y gritar sus críticas por haber aceptado el encargo de liquidar la planta de Nissan. "La próxima visita será diferente", advirtieron los dirigentes sindicales en la asamblea, que acabó con la quema de algunas chaquetas de Nissan y con gritos de "bote, bote, bote, japonés el que no bote".
La plantilla de Nissan contó en esta ocasión con el respaldo del sindicato Elite Taxi, cuyo dirigente, Tito Álvarez, ve las protestas de Nissan como "una lucha contra las grandes empresas y en defensa de los trabajadores". Muchos taxis se mezclaron con los coches de los empleados de Nissan en las marchas lentas. El comité de empresa asegura que prepara ya las próximas movilizaciones en la carrera de fondo contra el cierre.