Toyota estudia producir sus propias baterías para eléctricos a partir de 2030 pero no tomará la decisión hasta finales de 2022. La compañía baraja tanto fabricarlas en Europa como en otras regiones, en función de la viabilidad del proyecto.

Así lo indicó el presidente y consejero delegado de Toyota Motor Europe (TME), Matt Harrison, en una entrevista con Europa Press, en la que apuntó que en el seno de la compañía están estudiando dos opciones: producirlas en colaboración con alguno de sus socios como son CATL o Panasonic o producción propia.

El directivo indicó que algunos de los fabricantes de vehículos que ya las producen han optado por la primera opción, basándose en los costes. Se intenta que las baterías se produzcan lo más cerca posible de los lugares de ensamblaje porque los costes logísticos de trasladar las baterías de iones de litio son muy elevados.

Factores que estudia Toyota

Asimismo, Toyota estudia también las capacidades de energía renovable de las plantas donde se producen las baterías. La decisión de producir en Europa o fuera de ella, se tomará según la viabilidad del proyecto seleccionado. "Hay muchos factores a considerar en la decisión: la proximidad, la competitividad o los costes logísticos. Por eso, probablemente, pasarán otros 12 meses antes de que lleguemos a una conclusión, pero tendríamos que tomar decisiones a finales de 2022 para que lleguen a la próxima generación del segmento C", reveló Harrison.

En relación a la electrificación de sus productos, el ejecutivo resaltó que, a pesar de que parezca que Toyota se encuentra rezagado en este ámbito, la compañía cuenta con experiencia en electrificación, puesto que ha fomentado la producción de híbridos e híbridos enchufables en comparación con sus competidores que han saltado directamente al eléctrico puro.

"Esperamos para 2025 que el 10% de nuestro volumen importado de Japón a Europa sea eléctrico. Luego, tendremos otro 80% de mix de híbridos e híbridos enchufables que se fabrican directamente en Europa", afirmó. Por otro lado, respecto a la prohibición de la Unión Europea de vender vehículos de combustión para 2035, el consejero delegado de TME explicó que la empresa espera mantener un abanico de soluciones lo más amplio posible durante el máximo tiempo pero sin salirse de sus objetivos establecidos.

Gama sin emisiones en 2035

"Los países se mueven a distintas velocidades y tienen distintas capacidades para invertir en la infraestructura necesaria", enfatizó. Países donde el PIB per cápita es alto como puede ser Alemania o los países nórdicos no tendrán problema para llegar al 100% de emisiones cero en 2030, sin embargo, para mercados como el griego, será un "desafío" poder llegar a 2035 a cero emisiones. "Nos gustaría que la gama de modelos electrificados, al menos, estuviera presente para poder dar opciones de reducción de carbono al mayor número de clientes posible", confirmaba Harrison.

A este respecto, destacó la relevancia de la colaboración entre la Unión Europea, los gobiernos de los países, las empresas y los fabricantes para encontrar "una hoja de ruta común" para alcanzar la neutralidad de carbono. Harrison resaltó la importancia de los clientes para los fabricantes, asegurando que las firmas automovilísticas podrían tener la capacidad de conseguir esa neutralidad para 2030 pero que "no es bueno" si se pierde la confianza del cliente por falta de infraestructura de recarga o si esa infraestructura recoge la energía de una red que se genera a través de combustibles fósiles. "Creo que por todo esto, se tiene que trabajar juntos. Se necesita una gran coordinación pero es lo que el marco del 'Green Deal' nos proporciona", explicó.

300.000 coches menos por los chips

Toyota Europa espera entregar 1,07 millones de vehículos en 2021, lo que supondrá un incremento de alrededor de 80.000 unidades, mientras que para el año 2022, sus registros comerciales esperan que aumenten un 21%, hasta los 1,3 millones de vehículos, unas 230.000 ventas más en comparación con este año. En las previsiones de cierre de año fiscal, la firma automovilística japonesa espera cerrar el año con un beneficio operativo global de alrededor de los 2,8 billones de yenes (unos 21.897 millones de euros al cambio actual).

"A pesar de que hemos perdido como 300.000 unidades a nivel mundial debido a las paradas de producción (por la falta de chips), en realidad, el beneficio es más alto de lo esperado porque los tipos de cambio, en particular, el yen-euro y yen-dólar son más favorables de lo que esperábamos", explicó Harrison.

Desde TME, esperan que el mercado se recupere y que los nuevos productos lanzados, como el Yaris Cross, que tendrá un año completo de ventas, y el Aygo Cross reporten los beneficios esperados.