El parón de la actividad económica durante el estado de alarma tuvo algunos efectos imprevistos como un aumento de la siniestralidad laboral que también se notó en el sector de automoción. En el periodo de enero a junio, el automóvil registró siete víctimas mortales, lo que supone un aumento del 40% en relación con el primer semestre de 2020.
Estas cifras aparecen en el último informe sobre accidentes laborales publicado por el Ministerio de Trabajo, que muestra que los siniestros contabilizados en las empresas causaron 354 muertes en la primera mitad del año, un 21,2% más que un año antes. En esas cifras se incluyen 13 fallecimientos causados por el coronavirus que han sido reconocidos como accidente laboral. La mortalidad laboral se redujo en los meses de abril y mayo, pero en junio subió un 30% coincidiendo con la entrada en la nueva normalidad.
En el sector del automóvil, la actividad con una peor evolución fue la de venta y reparación de vehículos, donde las víctimas mortales pasaron de tres a cinco, un 66% más, y los heridos graves se redujeron de 44 a 28. En cambio, en la fabricación de vehículos a motor hubo un mantenimiento inalterable del número de fallecidos en accidente laboral, con dos víctimas y un descenso de los geridos graves de 14 a 8.
Menos accidentes leves
En ambas actividades relacionadas con el automóvil, el número de heridos leves bajó de forma significativa, con una suma que pasó de 9.152 a 5.786 casos registrados por las estadísticas del Ministerio de Trabajo.
Las fábricas de automóviles estudieron paradas dede mediados de marzo hasta final de abril o principios de mayo, según las plantas. Los concesionarios y talleres también tuvieron que parar, aunque mantuvieron servicios mínimos para entregas y reparaciones de vehículos de emergencias y de actividades esenciales vinculadas al estado de alarma.
Del total de accidentes mortales en el conjunto de sectores económicos, 293 se produjeron durante la jornada de trabajo, un 27,4% más, y los 61 restantes "in itínere" o trayectos, un 1,6% menos. La mayoría de los fallecidos eran asalariados -329, un 27% más- y los 25 restantes, trabajadores por cuenta propia, un 24,2% menos. Los hombres concentraron la inmensa mayoría de los accidentes mortales, con 323 fallecidos frente a las 31 mujeres.
Críticas sindicales a la precariedad
Entre quienes fallecieron durante la jornada de trabajo, las causas más habituales fueron muertes naturales, como infartos o derrames, con 106 casos, seguido de quienes quedaron atrapados o aplastados (52) y accidentes de tráfico (48). Estos accidentes mortales durante la jornada se concentraron especialmente en el sector servicios (135) y la industria (69), mientras que la construcción sumó 45 y el sector agrario, 44.
Los sindicatos han interpretado los datos del "agravamiento de la siniestralidad laboral mortal" incluso a pesar de la menor actividad como un indicador, según CCOO, del "deterioro del sistema preventivo" y la mayor precariedad en el empleo. UGT ha instado a iniciar una mesa de diálogo social específica para la siniestralidad, con el objetivo de articular un plan de choque, reforzar las inspecciones y crear la figura del delegado territorial para mejorar la prevención de riesgos laborales.