La respuesta de la Unión Europea (UE) a China y EEUU en sectores clave como la movilidad eléctrica y las energías renovables pasa por la creación de un Fondo de Competitividad Europeo, dotado con 237.000 millones de euros, según la propuesta de un grupo de expertos. Este fondo, financiado con deuda pública conjunta, busca igualar el nivel de ayudas otorgadas por Estados Unidos a su industria verde bajo la Ley de Reducción de la Inflación y competir con el creciente liderazgo de China en tecnologías limpias, incluyendo la nueva movilidad electrificada.

Un impulso para la transición verde

El informe, elaborado por el Green Economy Institute y Cambridge Econometrics, detalla que el fondo estaría destinado a sectores estratégicos como la fabricación de baterías, vehículos eléctricos, paneles solares, turbinas eólicas, bombas de calor, hidrógeno y tecnologías de captura y uso de carbono. Estas áreas son esenciales para alcanzar los objetivos climáticos de la UE y cumplir con los compromisos establecidos en la Ley de Industria de Cero Emisiones.

Según los autores del estudio, el nuevo fondo permitiría a la UE aumentar un 2 % adicional su PIB y un 6,7 % el empleo, además de reducir en hasta un 40 % las importaciones de tecnologías limpias desde fuera del bloque. La propuesta de estas medidas coincide con un momento delicado para la automoción ante la dificultad de vender coches eléctricos y el impacto en la resistencia a reducir las emisiones medias de CO2, con el riesgo de cuantiosas multas para los fabricantes. Además, el sector se ha posicionado mayoritariamente en contra de mantener los aranceles a los vehículos eléctricos importados de China y reclama una política industrial más decidida.

Financiación y distribución

El modelo propuesto seguiría el esquema del fondo de recuperación postcovid Next Generation EU, que vence en 2026, mediante la emisión de deuda conjunta y un periodo de aplicación entre 2027 y 2033. Los Estados miembros devolverían la deuda a partir de 2034 durante un plazo de 30 años, con los intereses cubiertos mediante incrementos de impuestos y posibles ingresos adicionales, como aranceles a vehículos de combustión importados o impuestos a las grandes tecnológicas.

La distribución de los fondos priorizaría a los países con mayores retos en la transición climática y menor competitividad industrial. España sería la segunda mayor beneficiaria, con un 14 % de los recursos, solo por detrás de Italia (18 %) y seguida de Polonia (13 %), Alemania (12 %) y Francia (10 %).

Competencia global y retos internos

El presidente del Green Economy Institute, Marcin Korolec, subrayó la importancia de esta iniciativa en un encuentro con la prensa. "Necesitamos acciones radicales o Europa afrontará una crisis económica de proporciones sin precedentes en las últimas décadas. El Fondo Europeo de Competitividad es el único modo de hacer nuestros países competitivos con China y Estados Unidos".

El informe también destaca que, aunque las ayudas aumentarán el gasto público y reducirán el espacio fiscal de los Estados, el impacto positivo en el crecimiento económico y el empleo compensará este esfuerzo. Sin embargo, los autores instaron a buscar fuentes de ingresos comunes para cubrir los costos, evitando que la carga recaiga exclusivamente en los presupuestos nacionales.

Una apuesta por el futuro

La propuesta llega en un momento crucial, con la Comisión Europea comprometida a impulsar la competitividad del continente frente a las potencias globales. Según Edo Omic, director de Política Medioambiental de Cambridge Econometrics, "es alentador que finalmente estemos entendiendo la necesidad de mayor apoyo gubernamental para asegurar nuestra competitividad y solucionar fallos del mercado en áreas clave".

El futuro Fondo de Competitividad Europeo busca no solo reforzar la posición de la UE en la transición verde, sino también ofrecer una respuesta sólida a las políticas de subsidios de Estados Unidos y China. La puesta en marcha de esta ambiciosa iniciativa podría marcar un antes y un después en la capacidad de Europa para liderar la revolución tecnológica y climática global.