El presidente de Renault, Jean-Dominique Senard, ha admitido ante los accionistas que han acudido a la junta celebrada en París que, a su llegada a la presidencia en enero en sustitución de Carlos Ghosn, la alianza con Nissan estaba "más dañada de lo que parecía".
"La buena noticia es que no hay nada irreparable. Hay que reconstruir esa confianza con gestos y compromisos de una parte y otra", añadió. Senard subrayó que para su grupo es prioritario restaurar una alianza fuerte con Nissan y Mitsubishi, dañada principalmente por las irregularidades durante el mandato del ahora exdirectivo Carlos Ghosn.
"Renault no podrá triunfar sin el éxito de la alianza. Hoy la alianza toma un nuevo punto de salida y debe mantenerse más que nunca como pilar y motor del desarrollo de cada uno de sus miembros", dijo ante los accionistas en la Asamblea General del grupo en París.
Calmar los ánimos
Senard, exresponsable del fabricante de neumáticos Michelin, intentó calmar los ánimos en un momento en el que las relaciones con Nissan se habían tensado tras conocerse que el grupo francés se abstendrá el 25 de junio en la votación sobre una importante reforma corporativa de la firma nipona, lo que equivale a bloquear el cambio. La reforma busca generar un modelo corporativo con contrapesos que aseguren una fuerte dirección de Nissan, pero con la abstención de Renault, propietario del 43,4 % de su capital, ese cambio no recibirá los dos tercios de los apoyos necesarios.
Senard apuntó que su grupo decidió echarse atrás al enterarse de la intención de Nissan de que el consejero delegado de Renault, Thierry Bolloré, no estará en el comité de gobernanza del grupo nipón, y dijo que bastaría con que Nissan cuente con él para dar su visto bueno. Esta asamblea aprobó por mayoría las cuentas de 2018, donde hubo un beneficio de 3.451 millones de euros, un 36,6 % menos por el peor desempeño de Nissan y contratiempos en varios mercados, y es la primera que se celebra tras el estallido del escándalo en torno a Ghosn, responsable de ese último ejercicio.
Castigo a Carlos Ghosn
El empresario brasileño, en libertad bajo fianza en Japón, fue detenido en noviembre pasado en Tokio por supuestas irregularidades fiscales. Primero fue cesado como presidente de Nissan y de Mitsubishi y, posteriormente, dimitió como máximo ejecutivo de Renault.
Tal y como lo recomendó el Consejo de Administración en abril por los interrogantes surgidos en torno a su mandato, los accionistas votaron en contra (88,66 %) de que Ghosn reciba la parte variable de su sueldo correspondiente a 2018, que se elevaba a 224.000 euros. La asamblea tiene lugar poco días después del fracaso de las negociaciones entre Renault y Fiat Chrysler para llegar a una fusión, de la que Fiat se retiró el 6 de junio al considerar que no se daban las condiciones políticas en Francia para que fuera un éxito.
En esta sesión, en la que se ratificó con un 90,88 % de los votos la entrada de Senard en el Consejo de Administración de Renault, el dirigente dijo lamentar que ese proyecto no saliera adelante por las reticencias del Ejecutivo francés, ya que ofrecía oportunidades de "sinergias industriales de primer orden".