El plan de la Comisión Europea para reducir las emisiones de CO2, que prevé prohibir la venta de coches de combustión interna a partir de 2035, puede causar la pérdida de hasta 150.000 empleos en Francia en el peor de los casos.
François Roudier, portavoz de la Plataforma del Sector Automovilístico (PFA, en francés) explicó a Efe que la estimación de los 150.000 empleos perdidos es para "un escenario catastrófico" en la adaptación a las nuevas condiciones industriales y de mercado. De esa cifra, 100.000 corresponderían a la industria automovilística y 50.000 a los servicios, lo que incluye en particular la reparación y las ventas.
Según las cifras del sector actualizadas hasta 2019, la industria automovilística francesa da trabajo a 224.000 personas a las que se añaden 410.000 en servicios como la distribución y reparación. Roudier destacó que la fabricación de un vehículo de combustión necesita más mano de obra que uno eléctrico por el motor y la transmisión del primero frente a las baterías del segundo.
La PFA, que se queja de las posibles consecuencias económicas y sociales de una transición demasiado rápida si se aplicara el proyecto de Bruselas sin modificaciones, propone un plan de adaptación de 17.500 millones de euros en Francia. Al menos un tercio de esa cantidad tendría que ser dinero público para, entre otras cosas, el despliegue de puntos de recarga para vehículos eléctricos.
Reto de competitividad
El cambio de objetivos de reducción de emisiones que plantea la Comisión Europa llega en un momento en el que la industria de automoción de Francia, que es el tercer productor de vehículos en Europa después de Alemania y España, tiene importantes retos de competitividad por delante. A modo de ejemplo, Roudier señaló que producir un vehículo en Francia puede costar unos 300 euros más que en España y hasta 600 euros más que en el este de Europa.
El Gobierno francés se ha marcado el objetivo de llegar a 100.000 puntos de acceso público para finales de 2022, frente a los alrededor de 33.000 que hay en la actualidad, señaló este jueves la secretaria de Estado de Industria, Agnès Pannier-Runacher.
El Elíseo albergó el pasado lunes una reunión con todos los actores del sector de automoción, en la que dejó clara su postura de que habría que mantener los automóviles híbridos enchufables (que combinan un motor de combustión y una batería de unos 40-60 kilómetros de autonomía) deberían mantenerse más allá de 2035.