Aunque el Gobierno sigue en funciones, la industria sigue su curso y no espera a los equilibrios políticos en el Congreso de los Diputados. Raül Blanco asumió el cargo de secretario general de Industria y Pyme en 2018, en un momento en el que las tendencias de cambio del sector automovilístico ya era muy potentes. Pero desde entonces se ha intensificado la transformación y los problemas de la automoción. En una entrevista con la web Coche Global, Raül Blanco advierte de que "no va a ser posible la transición de la automoción de golpe", por lo que se alinea en contra de los vetos a los coches nuevos con motor diésel y de gasolina, que ve necesarios. En su movilidad personal, confiesa que tiene un coche diésel fabricado en España hace 12 años y que se plantea renovarlo con un híbrido y no descarta la fórmula del rénting o las nuevas suscripciones a vehículos.
-¿Cómo ve la situación actual del sector del automóvil, con ventas y producción a la baja?
-Hay varias variables que inciden. Ha habido cambios en la homologación de los vehículos, habrá cambios en las exigencias de las emisiones en los próximos años y eso significará nuevos tipos de vehículos y medidas para la calidad del aire en las ciudades que puede ser que estén conteniendo la demanda. Más allá de esto sí que es cierto que están cambiando los comportamientos, tal como explica el último informe del BBVA sobre la transformación del consumidor en el ámbito de automoción. Hay patrones que había a nivel familiar y territorial que están cambiando y también está cambiando el hecho de que la entrada de nuevos conductores que se sacan el carnet de conducir es mucho menor. Además, la preferencia por tener un vehículo en propiedad es menor y hay nuevos modos de movilidad. Todo esto hace que el mercado esté en transformación y que en cierta manera eso puede afectar a las ventas. Hay que analizarlo estructuralmente y sobre todo trasladar un mensaje de calma de que cualquier vehículo fabricado en España es una excelente opción de compra.
Situación de Nissan y Ford
-La situación de las fábricas de vehículos es irregular. Algunas como Ford y Nissan están pendientes de saber cómo les afectan los planes de reestructuración mundiales. ¿Hay motivo de preocupación?
-Creo que hay que seguir trabajando. Hay motivos para seguir trabajando. Ford está en proceso de transformación en una reestructuración a nivel global y, siendo muy prudente, vemos que las decisiones que se han tomado hasta ahora han afectado más a otras plantas que a la de Valencia y por tanto eso significa que la valoración que tiene la planta de Valencia en el conjunto del grupo y las decisiones de inversión con el nuevo Kuga híbrido que saldrá al mercado en este trimestre son positivas. En el caso de Nissan tuvimos todas las noticias de reducción de plantilla antes del verano. Hay que trabajar para garantizar el futuro de la planta, ya no para los próximos dos o tres años sino que se hagan las inversiones necesarias para los próximos 10 o 15 años y entramos en todos los ámbitos comunes al sector de cómo la planta atrae nuevos modelos en el ámbito eléctrico y de digitalización. Las decisiones de las multinacionales se irán tomando y desde el punto de vista institucional tenemos que garantizar que damos todo el apoyo posible. Las 17 fábricas que hay en España sobrevivieron a la crisis del 2008, que fue muy dura, y son ejemplos de competitividad que esperamos que lo sigan siendo en los próximos años.
-Se dice que España se está quedando un poco atrás en producción del coche eléctrico porque hay modelos que van hacia otras plantas en los países donde tienen sus sedes centrales los grupos automovilísticos. ¿Es un problema de competitividad, de costes, del mercado de vehículos eléctricos o el hecho de no tener los centros de decisión en España?
-Somos un auténtico milagro en el mundo de la automoción, salvamos la crisis del 2008 y las 17 plantas españolas siguen abiertas, cosa que no consiguieron en Francia, Bélgica y Alemania. En España tenemos un hándicap importante porque no tenemos los centros de decisión. Es probable que en algunos casos los coches eléctricos vayan primero a los países de origen y después analicen el entorno más próximo. España es competitiva por las fábricas, los proveedores y por todo el ecosistema del sector de automoción con centros tecnológicos y acuerdos sociales a nivel de negociación sindical tremendamente sofisticados y flexibles que dan competitividad a las plantas. Prueba de ello es que el grupo PSA ha anunciado que en España tendrá como mínimo un modelo eléctrico en cada planta a partir de 2020. Ya se están tomando decisiones positivas en ese ámbito y hay que potenciar tanto las condiciones de oferta como de demanda porque para tener una buena situación industrial hay que tener una buena situación de mercado.
Más mercado eléctrico
-Pero el mercado de vehículos eléctricos en España crece con lentitud y con problemas en las ayudas del plan Moves.
-Estamos de acuerdo, y se ha dicho varias veces, que cuando haya Presupuestos Generales del Estado se pueden incorporar nuevas medidas que tengan en cuenta los cambios que se han producido en los últimos meses y años porque el Moves viene de los presupuestos de 2018 prorrogados y quizá se tiene que perfeccionar. Nos gustaría poder acordar con el sector y toda la cadena de valor del sector de fabricantes y distribución qué medidas son necesarias para potenciar la demanda. Es cierto que está creciendo la venta de vehículos eléctricos e híbridos, pero el volumen no es el que sería necesario para ayudar a esas decisiones industriales, pero eso se irá acompasando.
-¿Cuál es el camino para las medidas de incentivos a la compra teniendo en cuenta que algunas comunidades también dan ayudas al diésel y la gasolina y que el sector pide un cambio de fiscalidad?
-Son medidas que pueden ser compatibles. Por un lado los planes de impulso de la demanda tienen que ir coordinados para que tengan más impacto. Hay el modelo vasco de un plan con buenos resultados en la demanda. Hay que estudiar qué modelo es el más adecuado en el momento actual. Necesitamos reducir la edad media del parque de vehículos de 12 años y medio, que es altísima. Eso permitiría una renovación con la entrada de nuevos modos de propulsión. A nivel fiscal también es muy importante trabajar con el sector en el ámbito del impuesto de matriculación e impuesto de circulación dado que la movilidad va más hacia el uso y la venta de kilómetros que hacía la venta del propio vehículo y cómo se refleja eso en la fiscalidad.
-El plan de automoción del Gobierno quedó frustrado por la convocatoria elecciones pero no tenía todo el apoyo del sector.
-El plan que presentó el Gobierno era el resultado de las primeras conversaciones, no hubo más tiempo por la convocatoria de las elecciones. Ahora lo que hay que hacer es trabajar en la línea de todo lo que incluye ese plan para desarrollarlo conjuntamente con el sector.
-¿Hay algún tipo de contacto ahora con el sector en esa dirección o no tiene mucho sentido con la actuación política existente?
-Con el sector hay contacto continuo. Lógicamente, tener un Gobierno estable con cuatro ejercicios presupuestarios sería la mejor noticia y cuanto antes lo tengamos, antes se podrán poner en marcha las medidas necesarias.
Transición ecológica ordenada
-¿Tiene sentido la persecución del diésel después de haber subido tanto?
-Para una transición ecológica ordenada son necesarios todos los modos de propulsión, diésel y gasolina nuevos incluidos. Estamos hablando de motores que reducen las emisiones de gases y partículas en relación con los más viejos. Para reducir la antigüedad del parque necesitamos todas las tecnologías, diésel y gasolina incluidas. Además tenemos un sector productivo donde el diésel es muy importante en España y por eso tiene que haber un tránsito ordenado hacia nuevos modos de propulsión dentro del marco europeo. Hacer la transición de la automoción de golpe no va a ser posible. Un vehículo fabricado en España con motor Euro 6 es eficiente y si sustituye otro con edad elevada estamos mejorando la calidad del aire de nuestras ciudades.
-Un reciente pronunciamiento de la Comisión Europea advertía de que la prohibición de la venta de coches diésel y de gasolina no cumple con la normativa europea. ¿Qué efectos puede tener?
-Voy a ser muy prudente pero sí que hay que tener en cuenta la normativa europea a nivel de libre circulación de personas, mercancías y vehículos. Si un coche fabricado en Alemania no puede circular en Dinamarca y el vehículo en Alemania cumple plenamente la normativa europea actual estamos creando una distorsión del mercado único.
Rejuvenecer las fábricas
-En esa transición, ¿cuál será el impacto laboral?
-Estamos viviendo probablemente la transformación más profunda del sector de automoción desde sus inicios. Las plantas que están en mejores condiciones son las que tienen más robotización y digitalización. Es verdad que el vehículo eléctrico necesita menos horas de trabajo, pero en el modelo de negocio de la movilidad se generarán nuevas actividades. Hay que ver cómo gestionamos eso con la formación de nuevos trabajadores que quizá no aparecen en la estadística de industria. A los que ya están trabajando hay que ofrecer formación continua.
-Pero será difícil reconvertir un operario en un programador. ¿Hay que impulsar vías de renovación de plantillas como prejubilaciones o contratos de relevo?
-El contrato de relevo es uno de los objetivos en plantas que tenemos en España que tienen una media de edad avanzada y que tienen proyectos de inversión en digitalización y que puedan hacer ese relevo de forma natural y no traumática. El sector de automoción ha dado muestras de flexibilidad, de capacidad de negociación, de sofisticación en sus acuerdos. El valor de la industria también está ahí, en esa capacidad de negociación laboral entre empresa y sindicatos que después son la base para poder atraer inversiones.