La devaluación interna fruto de la crisis y del oportunismo de las multinacionales del automóvil se extiende como un reguero de pólvora por las grandes fábricas españolas. En los últimos días se han firmado acuerdos para rebajar los costes laborales entre un 20% y un 25% en las factorías de Opel, Ford y PSA.

Todos los acuerdos tienen un denominador común: congelación salarial para los empleados ya en plantilla, más tiempo de trabajo efectivo y, probablemente lo más importante, una doble escala con sueldos de acceso ente 17.000 y 20.000 euros brutos anuales, lo que equivale a que los nuevos trabajadores tendrán que ensamblar coches durante ocho horas al día por unos 1.000 euros netos al mes por 14 pagas. Y encima tendrán que estar agradecidos por poder abandonar la cola del desempleo.

Con la situación actual, los fabricantes de automóviles están pasando el rastrillo por las condiciones laborales acumuladas en las últimas décadas para conseguir un recorte impensable hace tan sólo unos pocos años. El órdago de momento les está saliendo bien como demuestran las aprobaciones de los acuerdos por una amplia mayoría en las asambleas de Opel en Figuefuelas, Ford en Almussafes y PSA en Vigo.

De momento, la planta de Ford es la que ofrece un sueldo inicial más generoso, de unos 20.000 euros brutos anuales. En Vigo y Figueruelas ofrecen unos 17.000 euros. En todos los casos existe un incremento progresivo de los salarios de entrada hasta llegar al nivel retributivo los empleados anteriores o muy próximo a él.

Si esas rebajas se hubieran aceptado sin nada a cambio serían mucho más desequilibradas a favor de las compañías, pero en todos los casos existe un compromiso para ampliar las plantillas con unos 3.000 empleos nuevos entre las tres factorías. Eso sí, serán empleos devaluados, al igual que ya se pactó en Nissan y Renault.