Como si se tratara de un castigo por las discrepancias en el seno de la alianza, Renault ha sufrido directamente el impacto del desplome del beneficio de su socia Nissan. El grupo francés registró 1.048 millones de euros de beneficio neto en el primer semestre, un 50,3% menos respecto al mismo periodo de 2018, debido a la pérdida de las ganancias que le solía aportar Nissan.
A diferencia de lo que suele ser habitual, en esta ocasión la contribución de Nissan a las cuentas de Renault fue de unas pérdidas de 21 millones de euros en lugar de los 825 que transfirió un año antes. Nissan anunció el día antes un descalavro de su beneficio de un 94% que le ha llevado a anunciar un recorte de plantilla de 12.500 empleados especialmente fuera de Japón.
Nissan aporta pérdidas
El grupo francés ha destacado que las cuentas propias, sin tener en cuenta a Nissan, lograron resistir en un mercado a la baja. El resultado operativo bajó de 1.914 millones a 1.654 y el margen de rentabilidad pasó del 6,4% al 5,9%, algo que Renault consideró especialmente meritorio. Los ingresos de la multinacional descendieron un 6,4% y se quedaron en 28.050 millones en la primera mitad del año.
"En un entorno más difícil de lo esperado, el Grupo mantuvo su curso y alcanzó un nivel de desempeño en línea con sus expectativas para la primera parte del año. Los lanzamientos de muchos modelos nuevos, la mejora de la competitividad y el espíritu de lucha de los equipos permiten al Grupo confirmar sus objetivos de rentabilidad para todo el año", ha asegurado Thierry Bolloré, consejero delegado de Renault.
La caída de la facturación se debió en primer lugar al descenso de las matriculaciones en varios mercados clave como Turquía, Francia y Argentina, al parón forzado de las ventas en Irán por el embargo estadounidense al régimen de Teherán, así como al efecto negativo de las variaciones de tipo de cambio, en particular por la devaluación del peso argentino. En total, Renault vendió 1.938.579 vehículos en el primer semestre, un 6,7 % menos.
Previsiones peores
La compañía prevé que las ventas globales de vehículos bajen un 3% en lugar del 1,6% que había pronosticado inicialmente. Para Europa, Renault espera un estancamiento del mercado sin contar con el impacto de un eventual Brexit duro.
En ese contexto, el grupo revisó a la baja sus perspectivas de facturación, que este año debería estar en torno al nivel de 2018 en cifras equivalentes. Por su parte, mantuvo sin cambios otros dos objetivos financieros: un margen operativo en torno al 6 % y un flujo de caja operativo en el negocio automovilístico "positivo".
Preguntado sobre el proyecto para una fusión de Renault con el grupo italo-estadounidense FCA, Bolloré confirmó que ya no hay negociaciones, y añadió que "es una pena" porque en su opinión la operación podría haber ofrecido ventajas para ambas partes.