El ERE en la fábrica de Nissan de Barcelona vuelve a reactivarse después del fracaso de la negociación que han mantenido la dirección de la empresa y los sindicatos. El comité ha considerado insuficientes las garantías de futuro para los 2.500 empleados que seguirán trabajando en la factoría después de la reducción de 600 puestos de trabajo.
En las reuniones maratonianas celebradas durante esta semana se han conseguido más avances que en todos los días previos. Aunque hay una aproximación en las condiciones en las que dejarían la empresa los prejubilados y los que acepten las bajas incentivadas, todavía hay discrepancia en las posiciones de ambas partes en relación con la subida salarial y, especialmente, en las garantías para los 2.500 empleados que seguirían en activo.
Consenso en los prejubilados
Nissan ha aceptado conceder lo que pedía el comité para los prejubilados, que cobrarían el 90% del sueldo desde los 55 años hasta los 63, cuando se jubilarían. Además, los trabajadores que acepten la baja incentivada percibirían la indemnización por despido más 50.000 euros netos adicionales.
En cuanto a la subida de los sueldos, los sindicatos se quejan de que la oferta de la empresa no llega ni a garantizar un incremento igual a la inflación. Nissan plantea un alza salarial del 3% de 2018 a 2022, que incluye la congelación en 2018, un 0,6% no consolidado en tablas salariales en 2019 y un 1% consolidado más 0.2% no consolidado en 2020 y 2021.
No obstante, la mayor diferencia se encuentra en las garantías de futuro para evitar nuevos despidos o garantizar una producción mínima. Nissan ofrece el pago de una compensación del 1% del sueldo "en el caso de que llegada la fecha de finalización del convenio (31 de marzo de 2022) no se hubiera asignado un nuevo vehículo a la planta de Barcelona". Además, la empresa invertiría 70 millones para construir una nave nueva de pintura con la que cumpliría los nuevos requisitos ambientales y que dejaría la planta en una situación más competitiva.
Acusaciones mutuas en Nissan
La ruptura de las negociaciones mantenidas con un mediador del departamento de Treball se ha convertido en un arma arrojadiza para las dos partes, que se acusan de haber precipitado el aparente final del intento de evitar un ERE forzoso. La dirección de Nissan Motor Ibérica ha acusado al comité de "un ejercicio de gran irresponsabilidad" al rechazar una oferta que, a su juicio, respondía a las demandas de la parte social.
"Ante este inesperado e inexplicable cambio en la postura de la representación social, la dirección de Nissan Motor Ibérica ha decidido informar a la dirección de la multinacional para que tome las decisiones que considere oportunas", asegura la compañía en un comunicado. La presentación del ERE está ahora más cerca después de haber aplazado su formalización el martes día 30 de abril para favorecer la negociación.
Los sindicatos acusan a la dirección de dar por terminada la reunión "cuando entendía que sus necesidades estaban cubiertas". Para el comité es "lamentable" que la compañía no ofrezca garantías para la plantilla, un asunto en el que no ha querido entrar. A pesar de los reproches, el comité manifiesta su voluntad de seguir negociando con la única premisa de encontrar un acuerdo válido para las dos partes".