Hace unos meses, Nissan presumía de sus orígenes en la fábrica de Barcelona. Con el Nissan Patrol empezó todo en 1979 en la nueva etapa bajo el paraguas de la compañía japonesa tras un primer periodo con Ebro desde 1967. En ese momento, la reivindicación del pasado sonaba a autoafirmación de cara al futuro en unos momentos delicados. Sin embargo, ahora, esa proclama podría equipararse con una recapitulación antes de la venta de la vieja factoría.
La noticia sobre los planes de repliegue industrial y comercial de Nissan en Europa ante sus pésimos resultados, que también pueden afectar a su megafactoría del Reino Unido, han vuelto a sacudir la vida de los 2.500 empleados de la planta de la Zona Franca de Barcelona sometidos a un interminable parto sobre la decisión del futuro de las instalaciones. El peligro ahora es mucho mayor, ya que no se trataría de que el plan de 12.500 despidos de Nissan afecte a Barcelona con una vuelta de tuerca más, sino que se trataría de una decisión mucho más drástica.
¿Riesgo o oportunidad?
Pero en estos casos, y en este en concreto todavía más, quizá hay que tirar del refranero de la gestión de empresas. La venta que aparentemente puede ser un grave problema, en realidad puede convertirse en una oportunidad para la plantilla de Barcelona. Su conocimiento sobre cómo producir coches que se han convertido en emblemas del mercado como el Patrol, las 'pick-up' y la furgoneta eléctrica e-NV200 es un activo importante para una marca que quiera introducirse en Europa aprovechando una instalación ya existente para reducir sus inversiones.
Pero, hay que ser consciente de los riesgos. Una planta que trabaja al 30% de su capacidad de producción y que no interesa a su propietario, según los planes desvelados por Bloomberg, puede acabar en manos de otra empresa o bien con la persiana bajada si no hay ninguna oferta satisfactoria. Por eso es importante que todas las parte implicadas estén bien informadas de fuentes directas, de quienes toman las decisiones.
Toque de atención
No parece que ese sea el caso de la 'consellera' de Industria, Àngels Chacón, y mucho menos del 'president', Quim Torra, dedicado a otros menesteres. Chacón decía, un día después de la publicación de la noticia, que la noticia de Bloomberg y Reuters "es falsa" y que va a trabajar al 200% para que siga en funcionamiento la planta de Nissan de Barcelona en contacto con la dirección de Nissan Motor Ibérica. O sea, que habla con Genís Alonso, el director general de la filial industrial española, aunque admite que las decisiones se toman en Japón por el equipo encabezado por el nuevo consejero delegado, Makoto Uchida. Nissan no fue, ni mucho menos, tan tajante como Chacón en su intento de apagar el incendio al asegurar que "en estos momentos" no tiene planes de vender sus plantas europeas.
El secretario general de CCOO de Cataluña, Javier Pacheco, ya advirtió hace unos días, en presencia de Chacón, de los riesgos que tendría el cierre de Nissan Barcelona para la industria catalana como segunda pata de la automoción y que podría acabar salpicando a Seat por el empobrecimiento del tejido industrial. Fue un toque de atención de un dirigente sindical que se ha chupado muchas horas de trabajo en las naves de Nissan de Barcelona.