La dirección de Nissan Motor Ibérica ha anunciado que considerará "otras alternativas" para garantizar la viabilidad de la fábrica de Barcelona después de acabar sin acuerdo el plazo de la negociación exprés que había dado la empresa. Nissan no ha aclarado si esas alternativas incluyen la presentación de un ERE con despidos forzosos.
La cúpula de la multinacional japonesa dio un plazo de unas semanas con el límite temporal del inicio de las vacaciones de Semana Santa para alcanzar un acuerdo sobre la reducción de plantilla mediante 600 prejubilaciones y bajas incentivadas. El plazo prácticamente ha concluido ya después de que la reunión mantenida este jueves haya acabado con un fracaso total al no haber ninguna aproximación en la negociación.
Ante el agotamiento del plazo inicial dado por la empresa, Nissan ha insinuado que resolverá el recorte de plantilla con otros métodos. "Ante la evidente falta de acuerdo en el tiempo solicitado, la dirección considerará otras alternativas con el objetivo final de garantizar la competitividad y asegurar la sostenibilidad de la planta de Barcelona", afirma la compañía en un comunicado sobre el que no ha dado más detalles.
Primeras movilizaciones sindicales
Las dos partes se acusan mutuamente de inflexibilidad. La dirección de Nissan se mantiene en su posición inicial de exigir 600 salidas de trabajadores a los que ofrece un 80% del sueldo hasta su jubilación, unas condiciones inferiores a las del anterior plan de prejubilaciones, así como dos años de congelación salarial y dos más con una subida de los sueldos del 0,5%.
En la otra parte, el comité de empresa reclama a la compañía que dé garantías de futuro más allá del anuncio de una inversión de 70 millones en una nueva nave de pintura. Por ello, instan a la compañía a garantizar un nivel mínimo de producción anual de 175.000 unidades, muy por encima de las 70.000 unidades actuales, para 'blindar' a los 2.500 empleados que seguirían en las plantas de la Zona Franca y de Montcada i Reixac.
Los sindicatos siguen con asambleas y concentraciones en diferentes lugares de las instalaciones de Nissan en las que acusan a la multinacional de "chantaje" y de pedir un "acto de fe" para firmar un acuerdo sin garantías de futuro.