La negociación del mayor recorte laboral en Alemania en la historia de Volkswagen ha desembocado en lo que el comité de empresa denominó como un "milagro de Navidad". Tras unas 70 horas de agotadoras negociaciones, inciadas el lunes, la empresa y los sindicatos alcanzaron un acuerdo a ultima hora del viernes para evitar huelgas masivas que amenazaban con paralizar la producción en Alemania. Sin embargo, el coste de este “milagro”, el acuerdo' Volkswagen del futuro', no es menor: más de 35.000 empleos suprimidos, una rebaja salarial significativa y el recorte de capacidad industrial equivalente a unos 734.000 vehículos. 

Este pacto, calificado de "histórico" por ambas partes, se forjó en un pequeño hotel de Hannover tras largas jornadas de tensas reuniones en las que no debieron faltar algunos clásicos de la gastronomía de Baja Sajonia como las salchichas con salsa al curry. El sindicato IG Metall logró frenar los despidos obligatorios y asegurar que los recortes de personal se realicen de manera socialmente responsable, a través de jubilaciones anticipadas y acuerdos voluntarios que se extenderán hasta 2030.

Protesta de trabajadores de Volkswagen / X IG METALL

Ahorro de 15.000 millones al año

La dirección de Volkswagen, sometida a una fuerte presión por la caída en bolsa y por una rentabilidad bajo mínimos y con el Estado de Baja Sajonia (accionista del grupo) empujando para evitar el conflicto laboral, también vendió el acuerdo como una pieza clave para mejorar la competitividad perdida. El acuerdo incluye la oferta sindical de recorte de costes salariales de 1.500 millones al año con la congelación de nóminas y la pérdida de bonificaciones. Adicionalmente, el recorte de capacidad de producción elevará el ahorro anual a 4.000 millones. El ahorro esperado por Volkswagen con otras medidas ascenderá a 15.000 millones anuales.

Daniela Cavallo, jefa del comité de empresa de Volkswagen, celebró que no se cerrarán fábricas de manera inmediata y que el acuerdo garantiza estabilidad a largo plazo para los trabajadores. Sin embargo, las consecuencias son inevitables y duras: el recorte de 35.000 empleos equivale a un 35% de los 100.000 trabajadores que tiene la marca Volkswagen en Alemania.

Fábricas afectadas por los recortes

El correctivo estructutal en la capacidad de producción supone 734.000 vehículos menos, una cifra similar a los coches que se pueden ensamblar en un año en la princiupal planta de Wolfsburg, con recortes que afectan a cinco factorías. La producción en Wolfsburg se reducirá de cuatro a dos líneas, lo que dejará una buena parte de las instalaciones ociosas. Wolfsburg pierde la producción del modelo Golf, que se deslocaliza a Puebla (México), aunque se asegura la fabricación del futuro Golf eléctrico y otro modelo a final de la década. Además, gana la producción de los modelos eléctricos VW ID.3 y Cupra Born, que tenía hasta ahora la reconvertida planta de Zwickau. Esta factoría pierde una de als dos líneas de producción al mantener únicamente la que ensambla el Audi Q4 e-tron. Para compensar la pérdida, se desarrollarán nuevas áreas de negocio de economía circular.

La planta de Dresde, diseñada como la joya del grupo, cesará operaciones a finales de 2025 y con la necesidad de encontrar un actividad alternativa o la entrada de una compañía ajena al grupo. Además, la compañía tendrá que buscar "opciones para un uso diferente" para la fábrica de Osnabruck, que seguirá produciendo el VW T-Roc hasta mediados de 2027.

Este ajuste es una respuesta directa a la creciente presión competitiva de fabricantes chinos y la débil demanda de vehículos eléctricos en Europa, un mercado donde Volkswagen ha luchado por adaptarse. La empresa prevé ahorrar 15.000 millones de euros anuales a medio plazo, un alivio necesario tras un año en el que sus acciones han caído un 23%.

Oliver Blume, director general del Grupo Volkswagen, destacó la importancia del acuerdo: “Con este paquete de medidas, marcamos un rumbo decisivo para nuestro futuro en términos de costes, capacidades y estructuras. Ahora estamos nuevamente en condiciones de forjar nuestro propio destino”.

Protesta de trabajadores de Volkswagen frente a la dirección / VIDEO REUTERS

Sindicatos, huelgas y amenazas económicas

El sindicato IG Metall había organizado en noviembre las mayores huelgas en la historia de Volkswagen, movilizando a 100.000 trabajadores en dos protestas masivas. Las amenazas de paro jugaron un papel crucial en las negociaciones, ya que cada día de huelga habría costado a la empresa hasta 100 millones de euros en ingresos, según UBS.

Aunque el acuerdo evitó huelgas adicionales, el sacrificio fue significativo. El personal no recibirá aumentos salariales durante los próximos cuatro años, y varias bonificaciones serán eliminadas o reducidas. Este compromiso, aunque amargo para los trabajadores, también brinda un respiro a los inversores, con las acciones de Volkswagen subiendo un 2,4% tras el anuncio.

El contexto político y económico

La crisis de Volkswagen se da en un momento de gran incertidumbre para Alemania, cuya economía enfrenta un crecimiento estancado. El canciller Olaf Scholz, quien va rezagado en las encuestas de cara a las elecciones de febrero, intervino en el debate, calificando el acuerdo como “bueno y socialmente aceptable”.

El acuerdo alcanzado es una muestra del delicado equilibrio entre proteger los empleos y garantizar la competitividad de Volkswagen en un mercado cada vez más desafiante. Aunque los sindicatos lograron evitar medidas más drásticas, el impacto de los recortes en la moral de los empleados y en la reputación de la empresa será un tema clave en los próximos años.

Volkswagen deberá demostrar que estos sacrificios son suficientes para mantener su posición como líder en la industria de automoción europea y como segundo fabricante mundial después de Toyota y en un momento en el que crece la competencia china y en el que se negocia también la fusión de Honda, Nissan y Mitsubishi para crear un rival directo.