Y Alan Mulally cogió las tijeras en Europa. Quien avisa no es traidor, y el presidente de Ford lo hizo en reiteradas ocasiones antes de anunciar esta semana el cierre de tres fábricas y 6.200 despidos. Si esa cifra le sumamos los 8.000 despidos de PSA, 1.600 de Fiat y 4.000 de Opel en Amberes, 1.200 de Santana en Linares y 300 de Iveco en Barcelona ya tenemos un ajuste de más de 21.000 empleos fruto de la operación limpieza del automóvil durante la crisis. Y probablemente no serán los últimos.
En marzo del 2011, Mulally ya advirtió de que algunas marcas "no han tomado medidas" para corregir la sobrecapacidad estructural de la industria automovilística europea, que provoca una guerra de descuentos "insostenible". En agosto pasado, insistió: "En Ford creemos que no es un problema cíclico en referencia a la fuerte caída de ventas de vehículos en Europa, sino estructural. Los 18 millones de matriculaciones al año en Europa no son una demanda real".
Dicho y hecho. La reestructuración anunciada por Ford en Europa es la más importante desde la que llevó a cabo Fiat en Italia en el 2002 con 8.000 despidos. Mulally ha aplicado al pie de la regla su máxima de sacar el bisturí, o más bien el hacha, con un recorte del 18% de su capacidad de producción equivalente a 355.000 vehículos anuales. Está por determinar cómo afectará a Valencia el trasvase de producción desde Genk a Almussafes y de aquí a Alemania.
Los planes Prever de Francia y España han llegado tarde y son claramente insuficientes para reanimar un mercado en estado de choque, con un descenso de las ventas del 10% este año acumulado al de años anteriores. Desde el 2010, ya han cerrado o están en vías de cierre las plantas de Santana en Linares, Iveco en Barcelona, Opel en Amberes, Genk Southampton y Dagemham, Fiat en Termini y PSA en Aulnay.
Desgraciadamente, estas ocho fábricas cerradas no serán las últimas. Algunos estudios evalúan la sobrecapacidad de la industria automovilística europea en una cifra equivalente a unas 11 fábricas medianas. Por suerte para España, la devaluación de las condiciones económicas y laborales fruto de la crisis y de la voluntad de las compañías han aumentado sensiblemente el atractivo inversor del país. En los últimos meses ha habido varios ejemplos: 500 millones y 1.200 empleos de Iveco en Madrid y Valladolid, 200 millones de Nissan en Barcelona y Ávila, 300 millones y 1.000 empleos de Audi en Martorell, 800 millones de Seat para el nuevo León y la negociación en marcha para crear 1.300 empleos de Renault en Valladolid y Palencia.