El agente secreto 007 al servicio de su majestad la reina de Inglaterra se ha reencontrado con su viejo Aston Martin DB5 48 años después de luchar contra Goldfinger. Desde entonces, muchas cosas han cambiado, incluso la propiedad de la marca británica de supercars.
En el nuevo film 'Skyfall', James Bond sigue trabajando en el servicio secreto MI6 pero su empresa ha cambiado de proveedores. Los Jaguar y los Land Rover de la policía y el servicio de inteligencia son propiedad del magnate indio Ratan Tata (Tata Motors). Y el superdeportivo que conduce Bond está ahora en manos de fondos de inversión del Golfo Pérsico. Son ejemplos de la decadencia y el resurgir del sector automovilístico del Reino Unido.
En 2007 el fondo de inversión kuwaití DAR encabezó, junto al grupo también de Kuwait Adeem, una firma británica de ingeniería (Richards) y un banquero coleccionista de coches de James Bond, un consorcio que compró Aston Martin por 654 millones de euros a una Ford en serios apuros que necesitaba hacer caja.
La operación ha tenido buenos resultados como demuestra un incremento del 7% en su beneficio en el 2011, hasta los 628,4 millones de euros. Eso supone que, además de que los compradores han rentabilizado de sobras su inversión, Aston Martin ha vuelto al nivel de ganancias del 2008, con lo que ha superado el bache de la crisis financiera mundial y acelera en su ambicioso plan de expansión internacional.
3,2 millones de euros por un coupé de 282 caballos
Los coches de superlujo de Aston Martin siguen dando lustre a la inversión de la compañía en la saga de James Bond, un embajador en todo el mundo que ahora, con Daniel Craig, ha sacado del garaje los 282 caballos de potencia y 3.995 centímetros cúbicos del coupé DB5 con petrodólares en el depósito.
Aunque sea de forma simbólica porque el coche original que condujo Sean Connery está a buen recaudo en el parking privado de Jerry Lee, un empresario de la comunicación de Estados Unidos que en 2010 pagó 3,2 millones de euros por "el coche más famoso del mundo".