En los años 40 y 50, la empresa española Boetticher se convirtió en una de las más innovadoras al apostar por la fabricación de ascensores y escaleras mecánicas en una época de reconstrucción social y económica. Unos años más tarde el Gobierno creó Seat con el propósito de ejercer de locomotora industrial y social. Ahora, 80 años después, el fabricante automovilístico y sus aliados han unido sus caminos simbólicamente en el camino de la innovación y los desafíos y complicaciones asociadas a la transformación de la automoción y la movilidad.
En la antigua fábrica de Boetticher situada en el distrito de Villaverde de Madrid, ahora rehabilitada como el espacio de innovación empresarial La Nave, Seat, el grupo Volkswagen y unas 60 empresas aliadas en el proyecto Future: Fast Forward (F3) han presentado esta semana ese singular consorcio creado con el fin de satisfacer las exigencias del PERTE del vehículo eléctrico y conectado.
Nuevas condiciones del PERTE 2
Ha sido un camino lleno de obstáculos que el Gobierno quiere simplificar en la segunda convocatoria del programa de ayudas públicas financiadas con fondos europeos Next Generation EU. En palabras de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el objetivo es que el PERTE 2 deje de ser una gincana después de haber pagado el precio de actuar como conejillos de Indias de los nuevos programas post-covid en la Unión Europea.
De momento, la ministra de Industria, Reyes Maroto, ha anunciado que las negociaciones con la Comisión Europea van por buen camino para conseguir la flexibilidad que pide el sector, que incluye alargar de 2025 a 2028 el plazo para ejecutar las inversiones que reciban subvención así como unos avales más suaves y la parcelación de los proyectos. Maroto prevé que la convocatoria del PERTE 2 se pueda publicar "entre marzo y mayo".
La letra pequeña del PERTE
Entre los muros de la antigua fábrica Boetticher, también llamada la catedral por su parecido con esos templos, se pudieron escuchar muchos elogios al proyecto F3 nacido del PERTE pero también críticas y peticiones de mejoras para la segunda entrega del programa, en la que quedan todavía por adjudicar unos 2.200 millones, el 70% del presupuesto.
Una de las exigencias más difíciles de cumplir en la primera convocatoria fue la exigencia de participación de pymes en las alianzas de proyectos. Algunas de las pymes que han entrado en F3, con un 60% de pequeñas y medianas empresas, desgranaron los obstáculos que tuvieron que superar. Uno de ellos eran las garantías financieras para recibir ayudas, que la banca no entendía y que obligó a poner mucha imaginación y negociación. El resultado ha sido que el coste de los avales se ha comido el 10% de los fondos que recibirán, según explicaron las pymes de F3.
Expectativa de la automoción
Es un ejemplo de la letra pequeña con la que se encontraron las empresas, tanto las pymes como las grandes, que influyó en que el Ministerio de Industria recortara todavía más las ayudas en la adjudicación definitiva a proyectos como el de Seat y el del Hub que tiene que recolocar a los empleados despedidos por Nissan en Barcelona.
Al igual que sucedió con el PERTE 1, hay mucha expectativa a la espera de la segunda convocatoria. "Entiendo que hemos sido pioneros y por eso ha habido problemas. Me encanta que la ministra haya dicho que será más fácil la segunda convocatoria del PERTE", aseguró Alfonso Sancha, vicepresidente de compras de Seat después de escuchar a María Jesús Montero manifestar el propósito de enmienda y admitir que habían sometido a las empresas a una gincana.