En la lista de factores que tienen en cuenta las multinacionales para decidir dónde localizan sus inversiones, la disponibilidad de trabajadores con la cualificación adecuada es fundamental. Esa es una de las reglas sagradas en una industria como la automoción, y más en la encrucijada actual en la que están cambiando los perfiles que buscan las empresas del sector del automóvil. Sin embargo, el Gobierno de la Generalitat ha puesto esa regla en peligro al dejar al sector huérfano de formación por el bloqueo del centro de FP de automoción de Martorell.
El presidente de Seat, Luca de Meo, advertía hace unos días que la formación se convertirá en una de las claves para la supervivencia del 'milagro' de la industria española de automoción y anunciaba un mayor esfuerzo inversor del grupo Volkswagen en reconvertir a sus plantillas. Los informes sobre los empleos más buscados por las empresas, como el que elabora Adecco, sitúan al sector del automóvil entre los más necesitados de encontrar a trabajadores con la formación específica.
Imagen ante las empresas dañada
En ese contexto, las políticas públicas en relación con la formación pueden ser decisivas a la hora de localizar una inversión. Las empresas no solo se mueven por costes directos, sino también por los gastos colaterales como la preparación de su mano de obra. ¿Qué opinión se han formado las empresas, tanto las locales como las extranjeras, al ver que el centro de FP que se les prometió agoniza con unas instalaciones prácticamente por estrenar?
El Govern de Quim Torra ha reaccionado tarde y mal al bloqueo que sufría el centro de formación profesional de la automoción de Martorell como consecuencia de las disputas partidistas y entre departamentos que se arrastraban desde los mandatos de Artur Mas y Carles Puigdemont. Ahora anuncia un reforma que incluye la integración de los tres sistemas de formación, reglada, continua y ocupacional, y la adjudicación de la gestión a un operador que estará controlado por un órgano en el que los cuatro departamentos de la Generalitat implicados tendrán ni más ni menos que 14 representantes de un total de 23 miembros.
El rodillo del Govern
Con este miniparlamento, el Govern quiere superar unos problemas de fondo muy arraigados que se han convertido en un factor que resta competitividad al sector. Para solventar esos problemas, la Generalitat tiene que ponerse en manos del sector, tanto de las empresas como de los sindicatos y otros actores que intervienen en él, para ofrecer lo que necesitan las compañías y los trabajadores de una forma ágil y eficiente, no con nuevas estructuras burocráticas en las que el Govern puede imponer el rodillo.