Mario Armero, exvicepresidente de Anfac y máximo directivo de varias compañías en España, falleció a los 68 años después de sufrir una enfermedad fulminante. Anfac destacó que Mario Armero llevó a cabo durante los 8 años en los que fue vicepresidente ejecutivo de la asociación de fabricantes una labor "impulsando y trabajando para y por la automociñon española, y manifestó, a través de la red social X, su "más sentido pésame a la familia" por su fallecimiento.
Armero entró en Anfac en enero de 2012 en sustitución de Luis Valero, director general, con un cargo que se creó para él porque hasta entonces no existía. A lo largo de estos siete años Armero trabajó con seis presidentes: Francisco García Sanz (Volkswagen y Seat) quien lo contrató; José Manuel Machado (Ford) en 2012, con el que se implantó la presidencia anual; Rafael Prieto (Peugeot) en 2013; José Luis López Schümmer (Mecedes) en 2014; Antonio Cobo (GM) en 2016 con el que se pasó a presidencias bianuales, y José Vicente de los Mozos (Renault) en 2018.
Llegó a Anfac en plena crisis
Licenciado en Derecho, es hijo de José Mario Armero, personaje clave en la transición española como asesor de Adolfo Suarez. Su carrera profesional se centró en la gestión de multinacionales, primero en AT&T y más tarde en General Electric, donde llegó a ser en el 2000 presidente para España y Portugal. En 2008 le nombran consejero delegado de Corporación Llorente (Collosa), empresa de Valladolid dedicada a infraestructuras.
Pese a no ser un experto en el sector de automoción y que su llegada a Anfac se produjo en el peor momento de la crisis económica, Mario Armero consiguió aumentar la relevancia de Anfac, apoyándose en las importantes inversiones que las empresas del sector de automoción empezaron a hacer en sus plantas españolas a partir de 2012. En el momento más duro de la crisis económica, la automoción se convirtió en la locomotora del despegue y de la creación de empleo. Entre 2012 y 2016 la industria de automoción fue anunciando inversiones en España que llegaron a sumar más de 11.000 millones de euros, lo que potenció la relevancia de Anfac y de su nuevo vicepresidente ejecutivo.
Armero modernizó la asociación transformándola en un importante lobby que atrajo a las empresas importadoras, sin fábrica en España, hasta entonces agrupadas en ANIACAM. De los poco más de una decena de asociados que tenía Anfac en 2012, se pasó a las 42 marcas, una senda que ha continuado hasta la actualidad con la incorporación de otras firmas.
Objetivos ambiciosos y tensiones
Además, en estos años Armero negoció con la administración programas de ayuda a la renovación del parque como los planes Pive 2 y Pima Aire, entre otros, suscribió un acuerdo con Bosch para apoyar la seguridad vial y el medio ambiente y puso en marcha el ‘Plan 3 Millones’, que tenía como objetivo que España alcanzase ese volumen de producción de vehículos en 2017. En en el mejor año se ligraron 2,8 millones de vehículos.
La buena racha en la gestión de Mario Armero en Anfac se quebró en 2015 con la multa récord de 171 millones impuesta por la CNMC a prácticamente todas las empresas del sector en España por intercambiar información comercial, de la que se libraron Seat y Volkswagen por delatar al resto. A lo que se sumó ese mismo año el estallido del diselgate y la posterior demonización de este combustible, que provocaron tensiones internas.
Durante su trayectoria profesional, Armero también fue presidente de American Business Council, agrupación de las 50 principales multinacionales de origen estadounidense presentes en España, y miembro de las juntas directivas de la Asociación para el Progreso de la Dirección. En 2005 recibió el premio al directivo del año 2004 de la Asociación Española de Directivos (AED).