Los miembros del comité de empresa de las fábricas de Nissan de Barcelona han expresado su indignación con la incertidumbre que viven y con su desaparición de la escena pública en la campaña electoral de Cataluña. Reparten críticas entre la empresa, la causante del cierre de las plantas a final de año, y los políticos, de los que aseguran estar hartos de sus palmaditas en la espalda que no van más allá.
Un análisis de los mítines y de los programas electorales da la razón, en buena parte, a los sindicatos. El cierre de Nissan, el mayor golpe sufrido por la industria catalana en muchos años, o no aparece en absoluto o lo hace de forma tímida, con apenas unas palabras de solidaridad o para pasar página y transformar las naves industriales que quedarán vacías. En general, se puede asegurar que la campaña electoral pasa de la industria y de Nissan, un asunto que queda relegado por la losa que supone la pandemia y la crisis económica desencadenada y, especialmente, por los habituales piques entre gallitos políticos que presumen y aparentan en muchos casos.
Ni rastro de autocrítica
Llama la atención el programa electoral de los partidos que han estado en el Govern en esta legislatura, que recibió la confirmación del cierre de las fábricas y de 2.525 despidos en mayo de 2020. todavía bajo los efectos del confinamiento. El PdeCat, el partido que tiene a Àngels Chacón, la consejera de Empresa de la Generalitat en el momento del anuncio oficial del cierre, propone "dar todo el apoyo a los trabajadores de la Mesa (en realidad es comisión) para la Reindustrialización de Nissan para la consecución de inversiones en el ámbito de la movilidad eléctrica en los terrenos que desocupará Nissan en la Zona Franca de Barcelona y que, además, pueda permitir el mantenimiento de una parte sustancial de los puestos de trabajo". Chacón sea atribuyó en septiembre de 2020, tras ser fulminada del Govern por Quim Torra por no entrar en Junts per Catalunya, un proyecto para construir una factoría de baterías en Nissan del que dio que solo faltaba atar unos cabos sueltos.
En el programa de Laura Borràs, de Junts, no hay ni rastro de Nissan y se limita a reiterar viejas recetas y medidas puestas en marcha por el Govern como el Pacte Nacional per la Indústria, que ha quedado vacío como un cascarón.
En Esquerra sí aparece Nissan, aunque sin ningún atisbo de autocrítica, sino proponiendo la "reconversión de las plantas que Nissan acabe abandonando". El partido de Pere Aragonès, que poco antes del anuncio de cierre se enfundaba en una chaquetilla de operario de Nissan y elogiaba los planes de inversión de la compañía, asegura que desde el Departamento de Treball ·se ha actuado para encontrar soluciones de presente y futuro para reducir los impactos del cierre de empresas, especialmente del ámbito industrial, como fue el caso de Nissan".
Apoyo político
El candidato socialista Salvador Illa no menciona Nissan explícitamente en su programa pero plantea un plan de financiación de la automoción dotado con 500 millones y fortalecer la mesa sectorial, que en los últimos meses quedó prácticamente inactiva. En un mitin dedicado a la industria, Illa prometió "pisar fábrica" y evitar la inacción del Govern, al que acusó de quedarse "de brazos cruzados" en el caso de Nissan.
Para la CUP, el cierre de Nissan "tendría que servir como ejemplo de lo que no se tiene que hacer: rescatar empreas sin ninguna contrapartida que asegure empleos en un futuro". El programa de En Comú Podem propugna dar "una respuesta firme en defensa del tejido industrial y los puestos de trabajo en las empresas como en el caso de Nissan". Ciutadans propone un nuevo pacto industrial y un compromiso del Gobierno central por los empleos del sector en Cataluña.
A la vista de tan exigua dedicación de candidatos y partidos en campaña a la industria, queda la incógnita de si los empleados de Nissan que se ven olvidados aprovecharán la oportunidad de la proximidad de las elecciones para reaparecer con alguna protesta. "Si yo fuera ellos, lo haría", admitía un destacado dirigente político catalán.