La nueva Comisión Europea ha optado por hacer oídos sordos a las advertencias de la industria de automoción y se mantiene firme en los planes de reducción de las emisiones de CO2 y el veto a los coches de combustión. El mismo día en que el CEO de BMW, Oliver Zipse, reclamaba una "corrección" del objetivo de cero emisiones en 2035, se conoció que el comisario de Acción por el Cima, Wopke Hoekstra, ha reforzado la ortodoxia de la hoja de ruta.


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"No se puede ni se debe dar marcha atrás", indican los documentos del comisario neerlandés respecto a la posibilidad de modificar los plazos fijados, que prevén que no se puedena vender coches con emisiones a partir de 2035 en la Unión Europea. El informe que prepara el equipo de Hoekstra defiende el mantenimiento de los planes en marcha porque dan "previsibilidad para inversores y fabricantes" y permiten impulsar la reducción de emisiones de CO2 y "fortalecer la competitividad de la industria de automoción de la UE", según publica el diario Financial Times

Es una pisición y una opinión diametralmente opuesta a lo considera la mayoría de la industria automovilística europea. Oliver Zipse defendió que "una corrección del objetivo de 100% de vehículos eléctricos para 2035 como parte de un paquete integral de reducción de CO2 también permitiría a los fabricantes de equipos originales europeos depender menos de China para las baterías".

Difícil escenario en 2025

Al mismo tiempo, Zipse ha proclamado otra de las demandas del sector, especialmente de los fabricantes alemanes, que consiste en la neutralidad tecnológica para reducir emisiones mediante otras vías como los combustibles sintéticos o los biocarburantes. "Para mantener el rumbo exitoso -aseguró-, es esencial un camino estrictamente agnóstico en cuanto a la tecnología dentro del marco de políticas".

El objetivo nmediato de los fabricantes de vehículos de Europa es adelantar la revisión del cumplimiento de la hoja de ruta a 2025 para suavizar los objetivos debido a la dificultad de vender vehículos eléctricos, imprescindibles para disminuir las emisiones de gases. La mindustria teme la imposición de multas que podrían llegar a un montante de 15.000 millones de euros.

En los días previos, el CEO de Renault, Luca de Meo, que también preside la patronal europea Acea, reiteró la necesidad de suavizar los objetivos de reducción de CO2 en la UE ante los problemas del mercado por el descenso de ventas de eléctricos y la fuerte competencia de marcas chinas. Únicamente se ha desmarcado de esa reclamación el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, que presume de su alto grado de electrificación aunque las marcas del grupo están ampliando su gama con versiones de gasolina microhíbridas y sufre los proplemas industriales derivados de la baja demanda.