La reciente subida de los impuestos sobre los carburantes en Francia está generando una oleada de descontento social. El 76% de los franceses están en contra del incremento basado en la defensa del medio ambiente. Ese descontento estalló en una visita de Emmanuel Macron a una fábrica de Renault en la que un sindicalista mantuvo un bronco enfrentamiento con el presidente de Francia recogido en un vídeo que se ha convertido en viral en el país vecino.
"Señor Macron, no es bienvenido aquí", le espetó el sindicalista Samuel Beauvois interrumpiendo el discurso que pronunciaba el presidente después de visitar la factoría de Renault de Mauberge. "El señor Ghosn (Carlos Ghosn, presidente de Renault) está luchando, pero con el aumento de la gasolina retira con una mano lo que le da con la otra", le recriminó gritando el trabajador de la planta desde hace 25 años.
"Ahí estás ridículo", le dijo Macron al trabajador
A partir de ahí, sindicalista y presidente empiezan a lanzarse acusaciones mutuas hasta el punto de que Macron dijo al trabajador rebelde: "Ahí estás ridículo, lamento decirte". El sindicalista repitió varias veces que la fábrica y los trabajadores tenían éxito pero que no era gracias al presidente.
Las caras de los trabajadores y autoridades que rodeaban al trabajador eran un poema, entre la sorpresa y la incomodidad por la tensión del momento. Carlos Ghosn y el resto de directivos intentaban hacer callar al empleado díscolo aplaudiendo las palabras de Macron, mientras que algunos empleados abucheaban al sindicalista.
El presidente acabó con un míting
El presidente opta finalmente por hacer oídos sordos a la retahíla de quejas del sindicalista y comienza a encadenar frases hasta convertir su intervención en un mitin en defensa de la labor del Gobierno en defensa de la economía y el empleo. "Creo en el mérito en el trabajo, viva la República, viva la Francia", fue el broche de Macron a su intervención.
Otros sindicalistas recriminaron a su colega la elección del momento para lanzar sus críticas, durante una visita del presidente francés para anunciar unas inversiones de 450 millones de euros para producir dos furgonetas nuevas, una de Renault y otra de Nissan. A cientos de kilómetros, los trabajadores de la fábrica de Nissan de Barcelona seguían con envidia esas inversiones ante la situación de incertidumbre de la planta catalana por la caída de al producción.