Herbert Diess ha sido destituido como presidente del grupo Volkswagen en un momento en el que la rentabilidad del grupo alemán está en máximos. Decía la multinacional que Diess ha sabido conducir el grupo automovilístico en las aguas turbulentas. Pero eso no es del todo ajustado a la realidad porque la focalización de Diess en lograr multiplicar el beneficio en un momento complicadísimo ha sido también su perdición.
Los resultados del segundo trimestre de 2022 que hará públicos el grupo Volkswagen el día 28 de julio confirmarán probablemente lo que para muchos ha sido el fruto de la buena gestión de Diess. En el primer trimestre, el grupo alemán contabilizó un beneficio neto atribuido de 6.555 millones, lo que supone más que duplicar (+102%) las ganancias de 3.244 millones de euros que logró un año antes.
Choque con IG Metall
El secreto para conseguir un margen de rentabilidad en relación con los ingresos del 7% al 8,5% en 2022, según la previsión que hacía el equipo de Herbert Diess, ha sido la mejora de su 'mix' de ventas, los mejores precios, así como la disciplina de costes y la flexibilidad de producción en el marco de la crisis de suministro de microchips.
En un enigmático artículo que sonaba a despedida publicado unas horas antes de su cese desde EEUU, Herbert Diess avanzaba que los resultados del segundo trimestre reflejarán la resiliencia de la compañía y los "vientos de cola" que la han ayudado, entre los que destaca el auge de las ventas de vehículos eléctricos.
Pero Diess se dejó en el tintero un aspecto que ha sido decisivo para su destitución fulminante cuando estaba a punto de comenzar vacaciones tras acabar una visita a las fábricas de VW de EEUU. La presidenta del comité de empresa mundial de Volkswagen y dirigente de IG Metall, Daniela Cavallo, daba una pista sobre el talón de Aquiles de Diess. "Nuestro objetivo también es que, a pesar de los grandes desafíos, la seguridad laboral y la rentabilidad sigan siendo objetivos corporativos al mismo nivel".
30.000 despidos pendientes
Tras una tregua de Diess con IG Metall, el equipo dirigido por el ejecutivo cesado estaba negociando con el sindicato un convenio colectivo para los 120.000 empleados del grupo en Alemania con un 8% de subida salarial, similar a la inflación en ese país. Pero el problema más grave es el excedente de plantilla que tiene el grupo en Alemania para afrontar la electrificación de sus factorías.
El propio Diess había cuantificado en 30.000 el recorte de puestos de trabajo en Alemania para adaptar la estructura a la producción de vehículos eléctricos, que requieren menos componentes y menos horas de trabajo. Fuentes de la compañía aseguran que la patata caliente que tenía Diess era cómo afrontar ese recorte teniendo en cuenta que los mecanismos no traumáticos habituales, como las prejubilaciones, no eran suficientes para aplicar el bisturí sobre un 25% de la fuerza laboral de Alemania.
Si una cosa tienen clara los accionistas de Volkswagen es que no se puede dirigir la compañía teniendo en contra al sindicato metalúrgico alemán, que posee el 50% de los votos en el consejo de administración gracias a la ley de la congestión en las grandes compañías y con una larga trayectoria.
Tensión del consejo con Diess
Las últimas reuniones del consejo de administración en las que participaba Herbert Diess para dar cuenta de su gestión se habían convertido en un foco de tensión palpable, según fuentes conocedoras de esos encuentros. De hecho, la decisión de destituir a Diess se tomó por unanimidad de los miembros del consejo, según explica la prensa alemana.
El veto de IG Metall se unió a otro grave problema para los accionistas, las familias Porsche y Piech, el Estado de Baja Sajonia y el fondo de inversión soberano de Qatar. El valor de las acciones de Volkswagen ha caído un 25% desde enero de 2022 y un 35% en un año a pesar de la mejora de la rentabilidad y de la estrategia de electrificación.
Tampoco ha ayudado el hecho de que Diess idolatra a Elon Musk, el líder de la movilidad eléctrica, al que elogiaba siempre que podía por su visión y anticipación. Otros directivos, como los de BMW, Mercedes y Ford, se han mostrado críticos con Elon Musk y sus vehículos de Tesla.