La cuenta atrás de 2025 para cumplir con los estrictos objetivos de emisiones de CO2 de la Unión Europea ya ha comenzado a contar. Frente al desafío de alcanzar un promedio de 93 gramos de CO2 por kilómetro para los vehículos nuevos, muchos fabricantes han encontrado un mecanismo para evitar las multas: las alianzas para comprar derechos de emisiones a marcas especializadas en eléctricos. Esta solución estaría auspiciada por la propia Comisión Europea para evitar un duro golpe con multas por más de 15.000 millones a la automoción pero sin tener que tocar la normativa conocida como CAFE.

Fabricantes como Tesla, Polestar y Volvo han emergido como proveedores clave en este mercado de créditos de carbono. Estas marcas, cuyas ventas están dominadas o constituidas exclusivamente por vehículos eléctricos, tienen un excedente de derechos de emisión que ahora se convierte en un valioso activo.

Empresas tradicionales como Stellantis, Toyota, Ford o Mazda, que prevén dificultades para reducir sus emisiones hasta el nivel requerido, están recurriendo a estos acuerdos para evitar multas multimillonarias. Los acuerdos de agrupación o pooling podrían ahorrar al sector cientos de millones de euros en sanciones.

Tesla, Polestar, Volvo y Smart, los grandes beneficiados

Para Tesla, la venta de créditos de carbono representó el 3 % de sus ingresos en los primeros nueve meses de 2024, generando miles de millones en ingresos adicionales. Por su parte, Polestar y Volvo Cars, parte del consorcio liderado por Mercedes, esperan aprovechar su superávit de emisiones para cerrar acuerdos lucrativos con otros fabricantes.

Se han formado dos grandes bloques: el consorcio para comprar derechos a Tesla, que incluye a Stellantis, Toyota, Ford, Mazda y Subaru; y la alianza de Polestar y su matriz Volvo y Smart, que venderían sus derechos de CO2 a Mercedes, por ahora. Ambos grupos están abiertos a nuevos participantes, con fechas límites en febrero de 2025 para presentar solicitudes. Volkswagen admitió que estudia también la opción de adherirse a una de las dos alianzas para evitar las onerosas multas.

El incumplimiento de los objetivos de emisiones podría costar a los fabricantes europeos hasta 15.000 millones de euros en multas, según Luca de Meo, exlíder de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (Acea). Solo Stellantis enfrentaría multas de 300 millones de euros por cada punto porcentual que no alcance en ventas de eléctricos.

Diálogo tardío con Bruselas

Tesla, Polestar y Volvo están en una posición ideal para monetizar su liderazgo en electrificación. Este mercado paralelo de créditos de carbono, que ya funcionaba en años anteriores pero que se amplía al crecer las ventas de eléctricos, no solo refuerza sus finanzas, sino que también destaca la brecha entre los fabricantes tradicionales y los nuevos líderes de la movilidad sostenible.

Los máximos directivos de Renault, Luca de Meo, y de Mercedes, Ola Kallenius, presidentes de la patronal europea de fabricantes Acea hasta 2024 y desde 2025, respectivamente, han reclamado a la Comisión Europea una solución urgente para evitar la amenaza de las multas, que puede provocar un recorte de producción y venta de más de dos millones de vehículos de combustión gravados con multas, con el consiguiente impacto negativo en las fábricas europeas. Entre las posibles soluciones se encontraba el adelanto de la revisión de los objetivos de CO2 prevista para 2027 así como una exoneración en función de las inversiones y esfuerzos en la electrificación. 

Los fabricantes de vehículos advirtieron a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que el diálogo estratégico previsto a partir de enero llega demasiado tarde ya que las compañías necesitan planificar su producción y anticipar posibles efectos negativos en sus cuentas. Von der Leyen anunció que dirigiría personalmente ese diálogo aunque implicaría también a los comisarios relacionados con la movilidad, la industria y la automoción.