La industria de automoción tiene que prepararse para afrontar un "seísmo" en los próximos años. El cambio radical derivado de la reducción de las emisiones en la Unión Europea situará el sector del automóvil en serios aprietos con consecuencias para el empleo y algunas empresas, según las previsiones un tanto apocalípticas anunciadas por Mike Manley, el nuevo presidente de los fabricantes europeos agrupados en ACEA.
La industria prevé acometer ingentes inversiones para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero -el sector del transporte representa el 22,3 % del total en la UE- y llama a Bruselas a hacer de su nuevo Pacto Verde un instrumento para mejorar su competitividad a nivel global. ACEA ve posible que el transporte sea neutro en emisiones en 2050, pero advierte de que conseguirlo supondrá un "seísmo" para la industria y que habrá consecuencias tanto en términos de empleo como empresariales.
Mike Manley, consejero delegado del grupo Fiat Chrysler Automobiles (FCA), vaticinó que muchos empleos "migrarán a países con costes (laborales) más bajos" para cubrir las inversiones en tecnologías de bajas emisiones que "son caras y lo seguirán siendo en el futuro próximo", así como que lograr una industria próspera "requerirá cierta consolidación" entre empresas.
Neutralidad tecnológica
Para reducir sus emisiones de modo eficiente, la industria reclama a Bruselas que se mantenga la "neutralidad tecnológica", es decir, que no se impongan o veten ciertas tecnologías, y que se despliegue "con urgencia" una red de puntos de carga y repostaje para vehículos limpios. También, que se den incentivos para asegurar que los precios más caros de estos automóviles no llevan a retrasar la renovación de las flotas y que el transporte sigue siendo asequible.
Para agravar el desafío que supone la reducción de emisiones, las empresas tienen que afrontar el reto en un contexto de cañida de las ventas. La industria del automóvil en la Unión Europea espera que el 2020 traiga una caída del 2% en las ventas de coches, la primera en seis años, en un ejercicio marcado por las mayores exigencias medioambientales y las persistentes amenazas de aranceles por parte de Estados Unidos.
"Es el inicio de una nueva década en la que esperamos una transformación radical de nuestra industria", dijo este miércoles en una rueda de prensa el presidente de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) y consejero delegado de Fiat Chrysler, Michael Manley.
2020, un año "fundamental"
La patronal europea del sector -que este año ha incorporado a sus filas a Ferrari- presentó en Bruselas sus perspectivas para 2020 y sus planes para contribuir al objetivo que se ha marcado la UE de alcanzar la neutralidad climática en 2050, es decir, de no generar más emisiones de las que el territorio puede absorber.
"Las exigencias regulatorias son mayores que nunca", indicó Manley, para quien "2020 será un año fundamental" para que la industria reduzca sus emisiones de dióxido de carbono de cara a cumplir con las exigencias de Bruselas para 2030.
Estas pasan por una rebaja de más del 60 % para los vehículos de pasajeros (con respecto a 2005) y por reducir en la próxima década las emisiones de los vehículos comerciales ligeros en un 31 % y las de los pesados en un 30 %.
Descenso de las ventas del 2%
"Los retos vienen justo cuando vamos a afrontar una caída en las ventas. El año pasado aumentaron, pero prevemos un retroceso de en torno al 2 % en 2020, el primero en siete años", explicó Manley, quien señaló que la ralentización de la industria tiene carácter "global"
En 2019, las matriculaciones de coches en la Unión Europea aumentaron un 1,2 %, hasta los 15,3 millones de vehículos, tras otros cinco años consecutivos de incrementos: 5,6 % en 2014; 9,3 % en 2015; 6,8 % en 2016; 3,4 % en 2017; y 0,1 % en 2018.
A la perspectiva de una contracción de las ventas se unen las renovadas amenazas de Estados Unidos de imponer aranceles al sector, la última este mismo miércoles después de que el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, haya amenazado desde el Foro de Davos con imponer tarifas del 25 % a productos europeos como los coches si la UE sigue empeñada en aplicar una tasa digital.